Tan esperada como admirada fue la novela de E. L. James, la adaptación cinematográfica de 50 Sombras de Grey se ha convertido en el fenómeno taquillero de 2015. Dirigida por Sam Taylor-Johnson y protagonizada por Jamie Dornan y Dakota Johnson, el filme demuestra no estar trabajado en ninguno de sus aspectos. Adaptación insulsa en la que se mezcla melodrama y sado terminando por resultar aburrida. Como adaptación cumple con los cánones que marca la novela pero, como película, deja numerosas herramientas en el tintero. Un guión plano e ínfimamente irónico repleto de tópicos y clichés que mezcla el melodrama romántico con un insípido sadomasoquismo que roza lo irrisorio.
Taylor-Johnson dibuja trazos sin sentido sobre una historia cuyas bases se cimentan en la pugna concienzuda de Christian Grey (Jamie Dornan) entre dejarse llevar por el amor que siente hacia Anastasia Steele (Dakota Johnson) y proseguir con su particular réquiem de sado por el que pasan todas las mujeres que caen rendidas a sus pies. Nos muestra los exacerbados lujos que posee el protagonista, el carácter mojigato de Anastasia y un popurrí de sensaciones que no transmiten nada más que unas ganas irremediables de abandonar la sala. Abusa de un atmósfera sensual con demasiado ruido y pocas nueces donde las escenas de sexo se vuelven reiterativas y previsibles lastrando hasta el bostezo la consecución del filme.
Un punto a favor para la cineasta es la conversión del carácter semi-autista que la Srta. Steele tiene en el libro pasando, así, a encajar en un papel de mayor carisma que carece de vergüenza para enfrentarse al todopoderoso Grey. Montaje que no destaca más que lo negativo, lleno de planos superfluos que sólo restan y tiñen la trama en una simple escena de sexo infantil.
Título: 50 Sombras de Grey
Año: 2015
Director: Sam Taylor-Johnson
País: Estados Unidos
Duración: 120 minutos
Reparto: Jamie Dornan, Dakota Johnson, Eloise Mumford, Luke Grimes, Marcia Gay Harden, Victor Rasuk...
Puntuación: 3 de 10