Las adaptaciones cinematográficas siguen siendo uno de los filones más explotados por Hollywood. No obstante, resulta paradójico que muchas veces los estudios recurran a este universo para revisitar textos escritos recientemente (véase Cincuenta sombras de Grey, Crepúsculo o Harry Potter), mientras que verdaderos clásicos de las letras aún duerman en estanterías sin la opción de una segunda vida en gran pantalla.
Es lo que ha ocurrido con Las estrellas, mi destino (también conocida como Tigre, Tigre), novela de ciencia ficción escrita por Alfred Bester, y para muchos una auténtica obra de culto del género. Se trata de un título que lleva en la mente de los estudios prácticamente desde que vió la luz en 1956. Sin embargo, ninguno se ha atrevido a darle forma en cine... hasta ahora. Según se ha conocido, Paramount Pictures puja en estos momentos por los derechos de la obra.
De concretarse el acuerdo, el mítico estudio tendría entre manos una auténtica patata caliente que, o bien le pondría canjear el respeto (y los dólares) de todas aquellas generaciones que poseen a Las estrellas, mi destino como libro de cabecera de ciencia ficción; o hundirles en el fango debido a una mala adaptación de una historia que se sitúa en un futuro lejano, concretamente en el siglo XXV cuando las técnicas de teleportación han cambiado de forma radical la sociedad de la Tierra. En este escenario, un hombre motivado por pasiones extremas emprende un carrera desesperada por cambiarse a sí mismo. Gully Foyle fue abandonado a su suerte y logró sobrevivir milagrosamente a una situación sin esperanzas; desde entonces ha venido acumulando riquezas y poder con un único objetivo: vengarse.