Sobre la libertad: la libertad positiva y la libertad negativa
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Libertad. Bonita palabra, objetivo al que todo ser humano aspira. El individuo, por naturaleza, busca ser feliz. Para ser feliz, éste ha de ser libre para elegir la manera de la que quiere ser feliz. Pero, en el mundo actual, ¿somos libres? ¿Podemos elegir sin que nos pese ningún factor extrerior determinado? ¿Tienen todos los individuos las condiciones necesarias para ser libres? Y, ¿qué es ser libre? ¿Qué es la libertad? Cada uno tendrá sus propias respuestas. O no, directamente no las tendrá, o bien porque no se ha preocupado, o porque todavía no las ha encontrado. Por el momento, vamos a intentar acercarnos a un desarrollo del concepto libertad. Para ello, me he basado en los dos conceptos que le da Isaih Berlin a este término: libertad negativa y libertad positiva.  

Dos tipos de libertad

Para empezar a hablar de la libertad y dilucidar sobre si somos libres o no, tenemos que tratar de dar una definición lo más correcta posible de la libertad. Podemos entender que hay dos tipos de libertades, según el famoso historiador de las ideas Isaiah Berlin:

1. Libertad negativa: cuanta más ausencia de coacción en la vida privada del individuo, más libre se es. Es decir, cada persona es capaz de hacer lo que quiera, siempre que no menoscabe los derechos y la libertad del otro.

2. Libertad positiva: es la capacidad que tiene cada individuo de tener el control sobre su propia vida. Es decir, es la capacidad que tiene el yo superior (conciencia y razón) de controlar a su yo inferior (pasiones y deseos). Esta libertad es la que hace hincapié, sobre todo, en la ética y la moral.

La libertad negativa

Analicemos la libertad negativa. Si tomamos la definición al cien por cien, se puede decir que es imposible ser libre de una manera negativa. Por ejemplo, los impuestos son un instrumento que, sean para los fines que sean, coartan la libertad negativa, porque como bien sabemos todos, los impuestos hay que pagarlos sí o sí. Si no, te puede caer encima todo el peso de la ley.

También es coartada por los Estados. En España, si uno no tiene dinero para pagar un centro educativo privado para sus hijos/as, solo puede elegir entre dos: los de enseñanza pública y enseñanza concertada. La ley educativa cambia cada vez que torna el color del Gobierno y eso me afecta como individuo. Es más, por mucho que haya un pacto nacional por la educación, siempre puede ser visto como una imposición por parte de la mayoría al individuo. ¿Y si uno no está de acuerdo con ese pacto nacional y el sistema educativo que establece para la enseñanza pública?

Según Hayek, la libertad negativa hace posible la libertad positiva Analizando este tipo de libertad, está claro que cada uno de nosotros la deseamos. A nadie le gusta que interfieran en su vida privada. Es totalmente necesaria un área privada para el desarrollo de las cualidades de la persona y donde nadie pueda interferir.

Para Stuart Mill, este espacio era fundamental para que el hombre iniciara la búsqueda de la verdad, ya que sin un espacio donde no hubiera comunicación libre de ideas, era imposible que el hombre emprendiera su particular búsqueda hacia la verdad y desarrolle sus facultades personales.

Uno de los defensores de la libertad negativa es el premio Nobel en economía Friedich Hayek. En su libro Los fundamentos de la libertad, afirma que es la libertad negativa la que hace posible la libertad positiva, ya que la primera hace posible actuar a cada individuo según sus creencias y sus opiniones.

Pero hemos de añadir un matiz a esta libertad negativa. ¿Lo que individualmente deseamos, es lo que de verdad queremos? Es decir, ¿no existen actores o determinados fenómenos (sociales, económicos, posiciones de clase) qué condicionan nuestros deseos? ¿No estamos alienados frente a tanta publicidad, marketing, y un montón de shows televisivos que aparecen cada dos por tres en nuestra pantalla de televisión? ¿Y si nuestros deseos no son más que un proceso que, de manera persuasiva, nos han incitado a desear uno (o varios a la vez) de estos actores? ¿La libertad negativa ensalza el individualismo extremo? ¿Cuánta distancia hay entre la libertad negativa y el libertinaje?

La libertad positiva

Podemos decir que la libertad positiva se relaciona directamente con la moral. Es decir, se trata de la autorrealización del individuo como persona, como ser humano. También muchos defensores de la libertad positiva, justifican ciertas restricciones individuales en favor de la mayoría social. Tomando el ejemplo anterior de  los impuestos, éstos son coactivos (los tienes que pagar sí o sí), pero se puede argumentar que son necesarios para ofrecer una educación y sanidad pública y universal a todos los ciudadanos.

Los totalitarismos siempre han sido producto de un exceso de libertad positiva A Isaiah Berlin le preocupaba sobremanera que los ideólogos atribuyeran unos ideales y voluntades a una entidad política u otra institución, es decir, que esos valores pasen del individuo a la colectividad. Esto podría peligrar el pensar que, bajo el interés de la mayoría (o de lo que llamamos bien común) se puedan eliminar libertades individuales (libertad negativa). Si hemos dicho que apenas puede haber distancia entre la libertad positiva y el libertinaje, lo mismo podemos decir acerca de la libertad positiva y la coacción. Es más, los totalitarismos siempre han enaltecido a la libertad positiva, tanto de un lado como de otro. Todo tipo de autoritarismo ha tratado de hacer creer al individuo lo que es bueno para él.

¿Son compatibles estos dos conceptos?

Por definición, parece que ambas definiciones de libertad son incompatibles, que una siempre va a estar frente a la otra. Sin embargo, eso no tiene por qué ser así. Como hemos dicho antes, Hayek dice que la libertad se positiviza gracias a la libertad negativa. Es decir, que cada uno de nosotros siempre va a necesitar un área privada para formarse como uno mismo guste y elegir sus propias creencias. Esto hace posible que el individuo llegue a tener cierta moral y forma de ver la vida. Si solo existiera la libertad positiva, la forma de ver la vida de cada individuo vendría impuesta y perdería todo su sentido. Pero es obvio que la libertad negativo es un concepto pobre por sí mismo. Una persona que no tiene asegurada todas las condiciones materiales mínimas, jamás será libre. 

Para ello, es necesario que existan dos tipos de libertades, aparte de las ya mentadas, y que el Estado se encargue de asegurárselas a cada persona: libertad de oportunidades (de hacer) y libertad de recursos (libertad para hacer algo). Por eso el concepto de libertad debe ir siempre unido a otro igual de importante: la justicia social. Sin justicia social, no podemos hablar de libertad, se trata de una libertad sesgada y reservada a una parte elitista de la población. 

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