El paraíso del cine por excelencia, bautizado como Hollywood en honor al territorio que ocupa al sur de California, se consolidó unos veinte años después de la proyección de la primera película jamás creada. Los Angeles se les antojó a los pioneros como el lugar idóneo para asentar la industria, debido a dos razones principales: el buen clima y la facilidad para encontrar extras de diferentes razas, dada la diversidad de la población.

Cantando bajo la lluvia se inspiró en la explotación máxima de actores y actrices por parte de las productoras

Muy rápidamente, Hollywood se convirtió en el mayor y más influyente centro de producciones cinematográficas. Desde entonces, determina el código por el que se rigen cineastas de cualquier rincón del mundo y constituye la última base a la que llegar para hacerse con el éxito absoluto. Gran parte de la gloria obtenida por esta estructura ha nacido gracias al sistema de estrellas o star system que proporcionaba beneficios seguros a las productoras, basado en la explotación de determinados actores y actrices que firmaban exigentes contratos con ellas. Y en este sistema está inspirada Cantando bajo la lluvia, el musical de los musicales.


Rendimiento en cadena de éxitos rotundos

Durante un tiempo, cinco grandes productoras conocidas como Big Five se hicieron con el control total de la creación de películas. Cada una de ellas solía estar especializada en un género concreto; en el caso de la Metro Goldwyn Mayer (MGM), su huevo de oro eran los musicales. Cantando bajo la lluvia (1952) no fue el único ni el primero: Un día en Nueva York (1949), Un americano en París (1951) y Siete novias para siete hermanos (1954), entre otras, completan el imperio del musical technicolor iniciado por MGM.

La gallina de esos huevos de oro fue, en la mayoría de los casos, el carismático Gene Kelly. Nominado al Oscar por Levando anclas (1945), era sin duda la figura adecuada para encarnar a una típica estrella de cine, con gran talento para la actuación, el canto y el baile. Encantador y seguro de sí mismo, Kelly interpreta a Don Lockwood en Cantando bajo la lluvia. Al comienzo del filme, se ve obligado a huir de una horda de fans enloquecidas tras el estreno de su último éxito, una película que protagoniza junto a Lina Lamont (Jean Hagen).


La descripción descrita

El largometraje se ocupa de confeccionar un acertado retrato no solo del star system ya mencionado, sino también de los problemas que generó el paso del cine mudo al sonoro. Sin ir más lejos, el personaje de Lina Lamont simboliza las barreras que tuvieron que tratar de salvar los actores: hasta entonces, los tonos de voz no habían importado pero, con la llegada del sonido, la estridencia se convirtió en un sencillo estorbo. Algunos consiguieron adaptarse, mientras que otros se convirtieron en viejas glorias olvidadas de la noche a la mañana.

El sonoro llevó a la quiebra a numerosos estudios de cine

Por su parte, los estudios de cine tuvieron que hacerse con las técnicas e instrumentos necesarios para incorporar sonido a sus producciones. Esto condujo a la quiebra de muchos pequeños estudios, de ahí el monopolio de las Big Five. La colocación de los micrófonos y la grabación supusieron notables inconvenientes, además de la sincronización de sonido e imagen una vez las películas eran proyectadas en las salas ya que, hasta entonces, tan solo habían ido acompañadas de música en directo. A pesar de todo, los grandes magnates que, en un principio, habían rechazado incorporar sonido a sus producciones, enseguida accedieron una vez se comprobó la maravillosa acogida de la palabra hablada por parte del público.

Cantando bajo la lluvia, así como el resto de musicales que se llevaron a cabo durante los años 40 y 50 hasta que la tendencia empezó a evaporarse, encontrando su conclusión en Sonrisas y lágrimas (1965), no es otra cosa que una representación del auge supremo del sonido. Las talkies o películas con diálogos sonoros eran una cosa, pero los números musicales y las coreografías llevaban el avance a su máximo esplendor.

Don Lockwood, respaldado por su habilidoso amigo Cosmo Brown (Donald O'Connor) y la maravillosa chica a la que conoce por casualidad, Kathy Selden (Debbie Reynolds), protagoniza complicadas y, a veces, interminables piezas de gran valor visual y musical que han quedado para la posteridad. Cantando bajo la lluvia es un filme que nunca pasa de moda gracias a la hilaridad que transmite; y no es solo la calidad y naturalidad de sus contenidos y actuaciones, sino también la carga histórica que soporta.

El productor Arthur Freed ideó la apariencia de todos estos musicales y su estilo dominó en MGM durante muchos años. Él mismo escribía las canciones junto a su compañero Nacio Herb Brown, pero la gran mayoría de ellas habían visto la luz años antes de que las películas fueran incluso escritas. Singin' in the rain, el himno de este filme, había aparecido por primera vez en 1929. Tanto esta película como muchas otras guardaban gran parecido a las producciones de Broadway, de cuya estética bebían.

Los musicales technicolor y el sistema de estrellas acabaron cayendo por su propio peso pero, en la actualidad, son una parte esencial de una de las épocas más brillantes de la historia de Hollywood.

Sinopsis: En 1927, Don Lockwood y Lina Lamont contituyen una de las parejas románticas más famosas del cine. Lina, sin embargo, confunde el romance ficticio con el amor real. Don ha trabajado muy duro para llegar hasta donde está, junto a su compañero Cosmo. Cuando la última película de Don y Lina es transformada en un musical, Don tiene una gran voz, pero la productora decide doblar la voz de Lina. Kathy Selden, aspirante a actriz, entra en escena entonces y, mientras trabajan en la película, Don se enamora de ella.
Director: Stanley Donen, Gene Kelly
Reparto: Gene Kelly, Debbie Reynolds, Donald O'Connor, Jean Hagen, Millard Mitchell
Palmarés: Globo de Oro al mejor actor en comedia o musical para Donald O'Connor y dos nominaciones a los Oscar: mejor actriz secundaria (Jean Hagen) y mejor banda sonora