Son las once de la mañana en el centro de Madrid. El director español Nacho Ruipérez y el italiano –afincado en Madrid- Antonello Novellino nos esperan en Cines Golem para contarnos cómo se han aventurado en esta película tan, aparentemente, complicada. Una propuesta innovadora que unifica seis historias insólitas e impares, tanto de sus protagonistas como las de sus directores. Ruipérez y Novellino nos han contado las anécdotas más divertidas del rodaje, han profundizado en su historia y han reconocido vivir su Blue Lips particular grabando la película.

Pregunta: Ver esta película, en principio, es como ver seis cortometrajes juntos, ¿cómo ha sido trabajar con tanto material?

Nacho Ruipérez: Nosotros estamos intentando borrar esta idea de que son cortometrajes. Nuestra idea original, que ya viene de la productora, era hacer una película coral, una co-dirección. Las historias no son aisladas, se iban a cruzar entre ellas para poder ver una película convencional.

Antonello Novellino: Son historias que se cruzan, en las que cada director ha dirigido a un personaje, el mío, por ejemplo, es Vitorio, el fotógrafo. El suyo es Sagrario.

P: Entonces, ¿qué ha sido lo más difícil para coordinarlo todo?

NR: En realidad esta parte que parece muy complicada no lo ha sido tanto.

AN: Cada uno ha bajado su ego (risas). Hemos trabajado mucho previamente.

NR: Todos teníamos en la cabeza la idea de la película.

AN: Además, para trabajar en San Fermín, tuvimos que prepararlo mucho previamente, porque estar allí e improvisar era imposible. Desde dos meses antes ya teníamos pensado dónde iban a ser cada cosa, porque cada uno estábamos en un sitio diferente: uno en Madrid, otro en Valencia, los demás en EEUU.

NR: La parte más complicada fue rodar en San Fermines, no tanto la coproducción. Ha sido fácil adaptarnos unos a otros, aunque nos ha ayudado mucho tener los mismos jefes de departamento: mismo director de fotografía, mismo director de arte, mismo montador... La parte complicada era la parte del chupinazo, porque no sabíamos qué iba a pasar. Era la parte más arriesgada y a la vez la más excitante.

Grabar la parte del chupinazo era la más arriesgada y, a la vez, la más excitante

AN: Hemos tenido la suerte de que nuestro director de fotografía, Robert C. Webb, ya había trabajado ahí, aunque más al fondo y con más tranquilidad. Lo nuestro fue en el medio exacto, ahí abajo.

NR: Había una parte muy golosa en todo esto que no es sólo meterte en una masa de gente con cámaras, sino meter a tus actores con unas indicaciones ya que allí poco más a poder decir. Ellos tenían que camuflarse y nosotros también, porque íbamos vestidos de San Fermines para poder rodar e interpretar en medio de todo esto. Esta parte casi de ser cámara oculta, porque entre tanta gente, la cámara quedaba invisibilizada.

AN: Simone (Càstano), por ejemplo, estaba muy lejos. Habíamos reservado su sitio, y entonces en la parte del chupinazo, nosotros no le podíamos decir nada porque estábamos a mucha distancia. Lo habíamos preparado ya días antes y lo hizo realmente bien.

P: Osea, dejásteis casi todo el trabajo en sus manos, ¿no?

NR: Claro, necesitábamos un plus de improvisación que jugara a nuestro favor.

P: Y, ¿Por qué en San Fermín?

AN: Principalmente porque la productora (Maitena) es de Pamplona, que es la primera que ha tenido esta idea. Podría haber sido en Fallas, en la Feria de Sevilla o en un concierto multitudinario. Al final, el evento es una fiesta y ésta puede ser cualquiera. La fiesta es un fondo, es un lugar donde se pueden encontrar muchas personas.

NR: Lo peculiar que tiene San Fermín es que ocurren muchas cosas, cada cultura tiene sus tradiciones y eso permite que los personajes descubran cosas como si fueran marcianos que llegan a un planeta que no entienden. Los bailes regionales, los cabezudos, la procesión que al final se quitó por falta de metraje…

AN: Es que el primer montaje duraba dos horas y media. Se ha quitado una hora, porque teníamos muchísimo material. De hecho, hay muchas actividades de San Fermín que son poco conocidas, nosotros solo vemos las carreras de toros que duran cinco minutos como máximo.

P: O sea, que al final San Fermín se queda como algo secundario, ¿no?

AN: Se queda como fondo.

NR: Tampoco es que sea secundario, sino que no es la prioridad. Hablamos de los personajes y sus historias, sus interiores, lo que necesitan…

AN: San Fermín es como el ruido de fondo, que siempre está presente. Aunque no quieras estar, como en el personaje de Sagrario, siempre escucha de fondo el sonido. Nosotros en el hotel que estaba súper lejos se oía toda la noche y no podíamos ni dormir.

P: ¿Y no salisteis de fiesta en ningún momento?

Salimos muchos de nosotros un montón de veces. Entre tanta gente, sólo podías meterte entre medias y disimular

NR: (Risas) Ya estamos de fiesta. Rodar es una fiesta. Estábamos rodando y estábamos con una cerveza en la mano; lo hicimos muy familiar todo.

AN: Tenía también que ser así para poder mezclarnos, porque salimos muchas veces en la película, aunque no se nos vea, de fondo, porque teníamos que distraer a la gente que se paraba a mirar qué hacíamos.

NR: Sí, es cierto. Salimos muchos de nosotros un montón de veces. Teníamos que manejar a la figuración in situ, porque eran 360 grados de gente, sólo podías meterte entre medias y disimular.

P: Es una película llena de anécdotas para vosotros, ¿no?

AN: Anecdotas infintas, desde el antes hasta el después. Realmente lo que hemos vivido nosotros es un Blue Lips, pero nuestro. Nos hemos cruzado y hemos vivido una experiencia todos juntos, algo muy parecido a la película, pero de otro tipo. Por ejemplo, nos fuimos a ver la costa del País Vasco y fue buenísimo, fue como un día de Blue Lips, cada uno hemos hecho realmente algo. Era bonito estar así.

P: Como un paralelo entre la película y los directores…

NR: Sí, las nuestras propias vivencias están reflejadas ahí.

AN: Además nos hemos llevado muy bien entre nosotros, nos hemos hecho muy amigos. Una pregunta que nos hacen siempre es si aún seguimos siendo amigos (risas). ¡Claro que sí! Hablamos entre todos. Nos llevamos muy bien, somos muy amigos.

Realmente nosotros también hemos vivido nuestro propio Blue Lips

P: ¿Habéis trabajado alguna vez antes entre algunos de vosotros?

NR: Ellos sí, los que ya se conocían de la Escuela de Cine.

AN: Sí, por ejemplo, el equipo de Entre Copas está formado por ellos; era cuando estaban haciendo la prueba final de su carrera en Los Angeles.

P: ¿Os habéis planteado volver a trabajar juntos?

NR: Sí, aunque no sé si la productora querrá realizar otro proyecto como este porque ha sido muy complicado, sólo hemos contado la parte bonita. La parte difícil ha sido producir esto. Que nos vuelvan a juntar ellos es complicado, pero entre nosotros claro que sí, en el día a día claro que sí (Risas).

P: ¿Eso quiere decir que tenéis algún proyecto entre vosotros dos?

NR: Nos vamos contando, nos llamamos, léete esto, léete aquello… Estamos muy en contacto. Es la idea, ¿no? Que el cine sirva también para esto, para crear equipo y colectivo.

Amantes del cine

P: Volviendo a la película, tiene muchos giros, pasan cosas muy rápido, pero al final, cuando ya está todo dicho, uno echa de menos uno de esos giros…

NR: Creo que no es una película para dar recetas de nada, es una película como si abrieras con un bisturí a alguien. En la vida no pasan las cosas así , no tenemos happy ends.

AN: De todas formas es un fragmento de vida. El otro día vi Boyhood, y me parece algo parecido. Tu vida sigue, es el fragmento de una vida. En está película todos llegan atrapados en el pasado y, de alguna forma, al final se libran. No es un happy end, pero algo ha pasado de verdad en cada uno de ellos.

En la vida real no tenemos happy ends

NR: En algunos personajes es más evidente. En su personaje (Vitorio) es mucho más claro, de hecho, marca el final de la película.

AN: ¡Habla! (Risas). Porque no habla en casi toda la película, le corté todos los diálogos. Le dije tú no vas a hablar, ¡fuera! (Risas).

NR: Tampoco queríamos forzar uan estructura tradicional.

AN: Al final cuando viajas, siempre te aporta algo ese viaje. Es una experiencia de vida. A mí me ha pasado muchas veces: ir de viaje, conocer a una persona de un día y no volverla a ver nunca más. Y, en verdad, te están aportando algo en tu vida y eso son cosas que realmente pasan y pasan siempre. Bueno, siempre que alguien se mueva un poco (Risas).

NR: Es una película muy humana y que cualquier persona se puede identificar, además de que esas seis historias tienen la misma base, ¿no? Al final todos necesitan quitarse el miedo a algo, romper con el pasado. No es una película excluyente ni que busque la minoría, es una película que la puede ver mi madre, su hermano o uno que pasaba por allí.

AN: Al final, lo que me está gustando es que guste a todos sin ser peliculón exagerado.

NR: Sabíamos que no queríamos hacer eso.

AN: Es una película que gusta y no desgradada a nadie, todos se quedan contentos, y eso es lo más bonito.

NR: Es una cápsula del tiempo con seis personajes y tú te asomas a una ventana, los ves y luego los pierdes y ya está.

No es una película excluyente ni que busque la minoría, es una película que la puede ver mi madre, su hermano o uno que pasaba por allí

P: Sí, pero, al final, el espectador termina por ser uno más dentro de esas seis historias. En este sentido, ¿cómo creéis que lo va a ceptar el público?

AN: Tendrá buena acogida seguro, porque puede gustar a cualquier persona.

NR: Tiene muchos puntos de interés. El público más especializado va a encontrar un modus operandi diferente, porque les va a interesar, eso le da valor a la película, como en Boyhood. Todas estas cosas hacen que tenga más interés la película. Las personas que no se fijen en esto, no lo necesitan para verla porque pueden entenderla sin problema e identificarse con cualquier personaje.

P: En la película se hace referencia a los labios rojos de Malena o los labios morados de Oliver tras beber vino, pero… ¿de dónde viene Blue lips?

NR: Es una anécdota, como es una película pequeña no necesitaba un título grande. Es una anécdota pero a la vez no es una anécdota, es el momento este en que dices tienes los labios azules de beber vino, el alcohol está muy presente en estas circunstancias.

AN: Blue lips, en inglés, es cuando la gente bebe mucho vino, se le quedan los labios azules. Es la forma que tienen los estadounidenses para describir cuando alguien ha bebido mucho vino.

NR: Además, el alcohol, al final, es una forma de abrirte a una persona que no conoces. Kalani, por ejemplo, se entrega a los brazos de Olive. Ésto no lo podríamos contar de otra manera si no va borracha como una cuba, porque a una persona que acabas de conocer no le cuentas tu vida.

Blue lips es la forma estadounidense de decir que alguien ha bebido mucho vino

P: Son historias humanas contadas de forma muy sencilla... ¿qué intención tiene la película?

AN: Yo creo que contar una historia. Además, esta vez ganas de experimentar, juntar gente para realizar un producto. Es un conjunto de intenciones que al final se mezclan.

NR: Por un lado, esas son las intenciones en cuanto a la producción. Pero yo creo que la intención en sí le corresponde más al público; si lo contamos todo ya nadie iría a ver la película. Cada uno sacará sus conclusiones. De hecho, a veces no está todo tan claro y eso tiene que ser así para no hacer fiambre (Risas). Yo creo que debe haber una parte de intuición, de dejarse llevar… Supongo que la intención final siempre es emocionar, llegar a la gente y que tu historia llegue. El objetivo también sería esto, ¿no? Estar nosotros en una sala, sin que nadie sepa que estás ahí, y respirar con el público y sentir que estás respirando con ellos.

P: ¿Qué destacaríais de vuestros personajes?

NR: Yo en el mío (Sagrario) la fortaleza de una mujer que, sin ser una súper heroína ni nada de eso, hace frente a la vida y a sus miedos y toma una decisión y se va con ella se va hasta el final de película. De hecho, es el único de los personajes que no tiene una evolución dramática.

AN: Vitorio llega ahí para trabajar, no le importa San Fermín. No habla mucho, se relaciona muy poco y lo único que consigue romper la situación es cuando conoce a Malena y, después, también a Guido Gol.

P: ¿Algún consejo para el público antes de ver la película?

NR: Que se dejen llevar…

AN: Y que se tomen un vasito de vino (risas).

P: ¿Y otro para un director novel?

NR: Nosotros somos noveles.

AN: Sería un autoconsejo (risas). Grabar algo es muy complicado y grabarlo bien, más aún. Requiere mucho dinero y mucho esfuerzo, y después de todo hay que hacer otras muchas cosas para pagar el alquiler a final de mes, ¿no? Hay que insisitr mucho y que las cosas no se hacen al momento, esta película necesitó tres años. O Boyhood, por ejemplo, doce años de grabación. Son cosas que necesitan mucho tiempo. Es algo duro; si quieres hacer algo profesional, se necesita tiempo y dinero.

Somos directores noveles

NR: Y también hay que madurar las cosas, si quieres diferenciarte. Tienes que dedicar muchas horas…

AN: ¡Tienes que no dormir! (Risas).

NR: Y hay que salir, hay que ver, hay que investigar, hay que viajar… porque el mundo no se puede ver desde el sofá de tu casa. Los directores somos muy diferentes, pero creo que hay algo que todos tenemos en común y es que somos muy despiertos, nos gusta absorber información y eso es importante porque si no, ¿qué le vas a contar al mundo?

AN: En general hay que vivir, hay que sentir historias. Había quien decía aquello de que no puedes ser un buen guionista si no te han dejado siete novias, si no has ido un par de veces al hospital, si no te han pegado alguna vez… (risas). Si no te han pasado cosas, no sabes realmente cómo contarlas.

P: Desde VAVEL en Corto, creemos que todos los grandes directores empezaron trabajando cortometrajes, ¿vosotros qué pensáis?

No puedes ser un buen guionista si no te han dejado siete novias, si no has ido un par de veces al hospital o si no te han pegado alguna vez

NR: Es un clásico. No conozco ningún director al que le hayan dado la película ya directamente, porque además en un corto te puedes permitir cosas que en un largo no.

AN: Porque también te sirve para aprender y demostrar si eres capaz o no.

NR: Claro es una escuela y al mismo tiempo una prueba de fuego, casi curricular.

P: Entonces, personalmente, ¿con qué os quedáis? ¿un corto o un largo?

AN: ¡Todo! (risas). Lo audiovisual en general. Si tengo una idea para un videoclip, ¿por qué no? O un video didáctico. A veces prefiero hacer un largo porque tengo más ideas, pero últimtamente no sólo dirijo, si no que también produzco o monto. Me gusta también ayudar a los demás a realizar su producto.