No son los buenos del cuento. Tampoco los carismáticos antagonistas. No obstante, cuando aparecen en escena eclipsan a todo aquel que se ponga por delante. Esto es lo que pasa cuando el secundario se vuelve la estrella de la película.
Timón y Pumba (El rey león)
En 1994, Disney acercaba a los espectadores un pedacito de la sabana africana con El Rey León, una de las películas animadas más taquilleras de la historia y ganadora de dos Premios Oscar, incluyendo mejr película de animación. Aunque el pequeño Simba nos robara el corazón con la trágica pérdida de su padre Mufasa a manos de su tío Scar, no podemos más que rendirnos ante la evidencia de que quien realmente atrapó la atención de los espectadores no pertenecía a la manada, al menos no de una forma biológicamente razonable: un jabalí glotón y un suricato parlanchín que se las da de ser el más listo de sus fronteras. Timón y Pumba y sus hilarantes aventuras africanas se transformaron pronto en la sensación de la película, consiguiendo en un visto y no visto su propia serie de televisión y spin off en formato cine. Hakuna Matata.
Dory (Buscando a Nemo)
Y entre aletazo y aletazo, una pequeña pez cirujano azul nos demostró nuevamente que un buen secundario puede ser el mejor cebo para una película animada. Pese a que la acción se centraba en la tierna historia de Nemo y su búsqueda por parte de su padre, nadie duda de que la ganadora del Oscar a Mejor Película contó con uno de los equipos de secundarios roba secuencias más bellos que jamás se haya diseñado para la gran pantalla: desde esos simpáticos tiburones vegetarianos, hasta las tortugas centenarias pasando por las hambrientas gaviotas. Pero Dory, dentro de ese universo marino, era la reina. Su pérdida de memoria a corto plazo, sus pegadizas entonaciones, su cabezonería y su tierna inocencia transformó a este personaje en el absoluto protagonista del arrecife de Pixar. En 2016, volveremos a verla cruzar el océano en su propia secuela Buscando a Dory. Mientras, sigue nadando.
Asno (Shrek)
Nunca un pequeño burro parlanchín nos trajo (y trajo al mundo de la animación) tantas alegrías. A principios del nuevo milenio, DreamWorks se lanzaba de lleno a la animacion CGI en un momento clave donde animación tradicional versus digital marcaban los minutos del cine en formato dibujo Esta historia de 2001, que cautivó a crítica y público, se alzó con el Oscar a mejor película de animación de ese año. Y es que imposible no rendirse ante esta nueva versión de los clásicos cuentos de mano de un testurado e iracundo ogro llamado Shrek y su fiel acompañante llamado Asno. En su búsqueda por rescatar a la princesa Fiona de las garras de un peligroso dragón, DreamWorks desata toda su artillería pesada con un plantel de secundarios de lujos que hace las delicias de grandes y pequeños y que, sin duda, se han colado en el corazón de los cinéfilos: desde los adorables tres cerditos, o el mentiroso Pinocho, pasando por la abuelita/lobo de Caperucita, sin olvidar a la galleta más desanimada de toda la despensa. Pero si hay uno que brilla en cada plano, eclipsando al propio protagonista, ése es Asno. Bien es cierto que el notable doblaje del humorista y actor José Mota tiene mucho que ver en el cariño que el público le ha tomado al personaje.
Scrat (Ice Age)
Nunca la búsqueda de una bellota dio para tanto juego. En 2002, 20th Century Fox congelaba las salas de cine con su particular visión de la Edad de Hielo (Ice Age). Mientras un mamut de caracter agrio, un perezoso gigante y un tigre se ocupaban de cuidar un bebé humano extraviado por su familia (mención a parte para las secuencias que este pequeñajo protagonizó junto al perezoso, sin duda, otro de los tandem más agraciados del filme), una ardilla llamada Scrat despertaba las risas y el cariño de los espectadores con sus vanos intentos por hacerse con una valiosa bellota. Poco a poco sus breves apariciones terminaron siendo lo más esperado de esta saga que ya va por la quinta descafeinada entrega, cuyo desembarco en las salas está previsto para 2016. Por ahora, esta "estrella" prehistórica ya ha protagonizado sus propios cortometrajes, pero queda pendiente ese ansiado spin off. ¡Ay, Scrat, que se te escapa la bellota!
Los pingüinos (Madagascar)
El ingenio también es cosa de aves. Y si no que se lo digan a esos simpáticos pingüinos que conformaban el peculiar zoológico del Madagascar de DreamWorks. Skipper, Kowalski, Rico y Private llevan haciendo de las suyas desde aquel 2005, cuando, diseñando un plan maestro, se escaparon del zoo junto a Gloria, Alex, Marty y Melman y desembocaron sin querer en las paradisíacas playas de Madagascar. Desde entonces, y con tres secuelas de por medio, han demostrado que su agudeza ante las catástrofes les convierten en los mejores compañeros de viaje (siempre y cuando no decidan volar por libre como ya han hecho en alguna que otra ocasión con sus compañeros de pantalla). En solitario protagonizan serie en Nickelodeon desde 2008, pero a finales de este mes volveremos a verles en acción en su propio spin off cinematográfico.
Olaf (Frozen, el reino del hielo)
Un muñeco de nieve que sueña con el verano, así es el roba escenas preferido de los amantes de Frozen, el reino del hielo, la película animada más taquillera de la historia y cuya secuela ya está en el horno. Este simpático ser hecho con nieve, palos y una zanahoria como nariz no pudo evitar restar protagonismo a Anna, Sven y la mismísima Reina de Arrendelle, Elsa, gracias a su inocente anhelo de un tiempo más caluroso, a sus desternillantes diálogos y a sus simpáticos tira y afloja que mantiene en buena parte del metraje con un cabezón caballo deseoso de degustar su nariz de zanahoria. Sin duda, su incursión en la historia puso la chispa cómica que hacía falta y proporcionó algunos de los momentos más recordados de la taquillera cinta de Disney (solo hay que recordar quién fue el absoluto protagonista de los primeros tráilers de la cinta). Y esto es lo que pasa cuando llega el verano, querido Olaf...