En un pequeño instituto de Estados Unidos todavía está vivo el recuerdo de lo ocurrido con el profesor Balszack, quien sufrió un terrible accidente cuando una probeta con ácido le desfiguró completamente. A pesar de esto, la vida sigue adelante y una nueva profesora organiza una 'hambruna' en honor a Balszack. El centro permanecerá cerrado durante un día completo, sin que nadie pueda entrar ni salir. Pero lo que en principio iba a ser una noche tranquila con los compañeros, se convierte en una pesadilla cuando alguien, disfrazado de la mascota del instituto, comienza a asesinar a los estudiantes.
Con un argumento que recuerda a Sé lo que hicisteis el úlitmo verano (Jim Gillespie, 1997) y con una estética demasiado parecida al cine pornográfico, Famine trata de meter el miedo en el cuerpo de sus espectadores, pero siendo siempre consciente de dónde está el límite de los recursos. Así que a nadie debería extrañarle ver sangre completamente falsa o que el cuchillo se quede a un metro del cuerpo de la víctima y aún así esta muera.
La película se mueve perfectamente dentro de lo que es, una cinta de serie B con un presupuesto escaso, aunque eso no excluye algunos fallos como un guion sin sentido, un humor estúpido o unos personajes planos y cortados por el mismo patrón, tanto que no hay apenas diferencias entre ellos. Todo esto termina por condenar una película que, a priori, podría optar a algo más.
Título: Famine
Director: Ryan Nicholson
Año: 2011
Reparto: Beth Cantor, Christopher Patrick Donoghue, Nathan Durec, Dustin Elkins, Karyn Halpin, Glenn Hoffmann, Des Larson, Thabi Maphoso, Ady Mejía, Ryan Nicholson
Puntuación: 4 de 10