Suciedad en las uñas, lamparones en la camiseta, el sudor y el olor traspasando la pantalla, comer con las manos, el palillo en busca de restos, los calcetines grises antaño blancos. No parece un plato de gusto, pero Santiago Segura ha conseguido hacer de estos elementos y otros igual o más chabacanos la seña de identidad de su personaje. Detrás del “¿qué pasa, chavales?” se oculta el personaje más longevo de nuestro cine patrio: José Luis Torrente. Dieciséis años han pasado desde que Segura insuflara vida en el pecho del policía y comenzaran los chistes sobre onanismo. Cuatro películas más tarde, Torrente está en la cárcel y el director nos transporta a un futuro próximo. Elegir ese escenario es, seguramente, el mayor acierto de la obra.

Foto: Torrente5.com

Otra vez Torrente

Un resoplido de resignación era un gesto común entre detractores de la saga y unos aficionados muy decepcionados con las últimas entregas. “Una más”, pensaban los unos. “Otra vez”, decían los segundos. Esta vez se equivocan. Aunque no esté a la altura de la primera, por iniciática, ni de la segunda, con aquella mítica pareja que formaron Segura y Gabino Diego, supera con creces al tercer y al cuarto proyecto.

La popularidad que adquirió el personaje le jugó una mala pasada a Santiago Segura, que se inclinó más hacia satisfacer las exigencias fáciles del público que a hacer buenas películas. Debido a ello, la tercera película es una sucesión de escenas inconexas con muchas apariciones de famosos e innumerables guiños a la cultura, tanto intelectual como de pandereta, de España.

Segura vira con genialidad hacia sus raíces, recuperando la esencia del éxito de su personaje

La cuarta estuvo incluso más encorsetada siguiendo el mismo cauce de autocomplacencia. Sin embargo, cuando se temía que Torrente 5 se grabara en un plató de algún programa del corazón, Segura vira con genialidad hacia sus raíces, recuperando la esencia del éxito de su personaje. De vuelta a las andadas.

La quinta aventura de Torrente, como se ha mencionado localizada de manera muy acertada en 2018, tiene un guión sólido. Sin duda, los gags sobre obscenidades y el humor escatológico están presentes, pero pierden importancia y ya no son pilares fundamentales de la trama. Quizá gracias al fracaso de forma de las anteriores, esta emerja con más fuerza, anclando a un sorprendido espectador a la butaca en espera de una resolución. Por supuesto que no hay giros circenses en la línea argumental –Segura sigue sin ser Wilder–, pero el plan para atracar un casino consigue mantener la película en pie. Además, el aspecto técnico es sublime, con una fotografía bella incluso con los esperpentos a los que alude. La canción final, de un maestro que no desvelaremos, imperdible.

Menuda panda

Torrente sale de la cárcel, lugar de lujo en la España de 2018, y se encuentra una patria desolada, con todos sus principios derrumbados. Harto de un país al que supuestamente siempre ha servido, jura ser un forajido frente a las ruinas del Vicente Calderón. Para ello, planea el atraco del siglo a un casino de la futurista Eurovegas, para el que contará con la ayuda de John Marshall (Alec Baldwin).

Foto: torrente5.com

Y con el afamado actor americano se entra en esa “otra” película: la sustentada por los actores. El español chapurreado de Baldwin es solamente uno de los rasgos que, conjuntamente, provocan la carcajada en la sala de cine. La banda que reúne Torrente para llevar a cabo su plan es esperpéntica, solamente con verlos juntos ya crean una atmósfera de patetismo y ridiculez.

La alineación

Menudos once. Con el uno, el regreso de Cuco, encarnado por un Julián López que, si bien no logra alcanzar el estratosférico listón de Gabino Diego, cumple con decoro en la difícil empresa. Con el dos, Jesús Janeiro irrumpe en el cine con un personaje taurino, sin muchas luces, al que Jesulín da vida con preocupante facilidad. Con el tres, Florentino Fernández encarna a un butanero torpe, el listo de la familia, que carga con su hermano, el cuarto en discordia, un genial Carlos Areces que da lecciones de actuación por doquier.

El quinto, Fernando Esteso, un calzonazos al que la aventura le ofrece un rato lejos de su mujer. Con el seis, Angy Fernández, una enana contorsionista ni tan enana ni tan contorsionista. Con el siete, una explosiva Anna Simon, pizzera y macarra. El octavo, simplemente Cañita Brava. El noveno y el décimo, Dientes y Bigotes, una extraña pareja de informáticos tarados. Por último, el artífice del plan, el indispensable Segura en su segunda piel: José Luis Torrente.

Baldwin pone al servicio de la película su oficio y profesionalidad

Además, el mentado Baldwin pone al servicio de la película su oficio y profesionalidad, vistiendo unos minutos de gala a unas escena de seres de todo menos glamourosos. Tampoco se olvidarán fácilmente las apariciones de Chus Lampreave, con una hospitalidad fuera de lo común y convertida casi en personaje de 13 Rue del Percebe, ni de la vieja conocida Neus Asensí, la única mujer atraída por Torrente, al que ofrece sus curiosas artes amatorias. Además, los anteriores cameos sin sentido y de relleno han dado paso a igual número de artistas invitados pero que esta vez son más puntuales y sacan una sonrisa, debido a la alta dosis de ironía que contienen.

Atraco a la española

El género de robos y atracos cuenta con una larga trayectoria a lo largo de la historia del cine, pero Santiago Segura contribuye con su trabajo a dos vertientes paralelas: el propio género de robos, pero también y de manera más influyente, en el de parodia. La película Torrente 5: Operación Eurovegas es, desde el propio título, un homenaje y una caricatura. Bebe de tan distintas fuentes que es casi imposible encontrar todas sus referencias. Partiendo desde una parodia a sus propias películas, porque Segura es muy inteligente y sabe reírse de sí mismo, amén de contar con otros tantos actores que también le siguen el juego.

Foto: Torrente5.com

Una de las fuentes básicas es, por supuesto, una de las joyas de la corona del cine de atracos: Ocean´s Eleven. Cuando se explicita el paralelismo en la película, Torrente prefiere imaginarse a sí mismo y a sus secuaces como imitadores de La cuadrilla de los once de Lewis Milestone. Al traducir al español casposo esa obra, nos quedaríamos ante La pandilla de los once, más cercana al cine de Segura.

Por otro lado, al ver a Pajares y Esteso de nuevo juntos en la gran pantalla, es imposible no pensar en otros atracos como Todos al suelo o en jugadores perdedores como los de Los bingueros, ambos films de Mariano Ozores. En última instancia, podríamos tender cierto lazo de unión con Atraco a las tres, aunque la hora de la acción coincide en Torrente aprovechando la final del mundial del 2018, a la que llega una selección bastante sorprendente.