Tan solo tiene tres títulos en su limitado currículum. No obstante, eso no ha sido impedimento para que la Academia de Cine Europeo haya considerado que sus obras han supuesto una "contribución única al mundo de la cinematografía". Steve McQueen, realizador de la multipremiada 12 años de esclavitud, será el próximo Premio de Honor de los llamados "Oscar Europeos".

Tal y como ha desvelado el pasado lunes la institución, McQueen recogerá el premio el próximo 13 de diciembre en Riga (Letonia), donde está previsto que se celebre la 27 edición de los EFA (European Film Awards, en inglés). La lista de nominados se conocerá brevemente en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

Carrera ascendente y sin frenos

Curtido en el mundo del videoarte, Steve McQueen se estrenó en pantalla grande en 2008 con la controvertida y alabada Hunger, filme en el que retrata la huelga de hambre acometida por el líder republicano Bobby Sands en la tristemente célebre prisión Maze, del norte de Irlanda. Protagonizada en ese momento por un desconocido Michael Fassbender, la cinta se llevó a casa varios premios, incluido la Cámara de Oro (mejor ópera prima) del Festival de Cannes.

Su siguiente colaboración, también con Fassbender delante del objetivo, solo vendría a ratificar la calidad artística de McQueen y su buen pulso a la hora de dibujar los prismas más oscuros del alma humana. En Shame (2011), el londinense descendió a los infiernos de la mano de un ninfómano neoyorquino incapaz de sentir amor por nada y por nadie. Otro aplauso merecido de público y crítica.

"Hunger", "Shame" y "12 años de esclavitud" han despertado el aplauso de crítica y público

Y no tardó en preparar su siguiente proyecto: 12 años de esclavitud, biografía de Solomon Northup, un músico negro libre que fue vendido como esclavo. Tres premios Oscar, inclusive mejor película, pusieron la guinda a un exitoso recorrido por la temporada de premios que se inició con el Premio del Público del Festival de Toronto 2013.

Aunque el pasado mes de marzo no pudo levantar la estatuilla dorada como director (terminó en las manos del mexicano Alfonso Cuaron), Steve McQueen puede redimirse ahora con su homólogo europeo, aquel que recibe de su tierra, de su gente, de su academia. Un Premio de Honor que, aunque a muchos le suene precipitado teniendo en cuenta su escasa trayectoria tras la cámara cinematográfica, solo es una pequeña muestra de que queda Steve McQueen para rato.