El director americano, después de no haber convencido a casi nadie con su última propuesta el 2011, 4:44 Last Day on Earth, ahora llegaba con una propuesta arriesgada, llevar a la gran pantalla los escándalos del antiguo director gerente del Fondo Monetario Internacional. Estrenada en un pase de prensa paralelo al Festival de Cannes, a partir de entonces la película está disponible en varios servidores de vídeo en demanda (se puede ver pagando). ¿El motivo? De la misma forma que la organización del Festival de Cannes no aceptó el film, en muchos países tampoco han querido comprar la cinta para distribuirla.

Welcome to New York, de la misma forma que la historia en la que, claramente, se inspira, ya está rodeada de polémica. Como era de suponer de una de las películas más esperadas del año, por la morbosidad de ver lo que ésta podía provocar y el tema tratado, además de no encontrar muchas distribuidoras interesadas en comercializar la cinta, ya ha sido denunciada por Strauss-Kahn, criticada y desacreditada por miembros presentes en la historia como la mujer del antiguo director del FMI, quien está muy enfadado con las difamaciones que se lanzan en la película sobre el pasado de la periodista.

Una película que ya está construida para provocar polémica y escándalo, en la que los primeros 20-30 minutos de la cinta son todo escenas de las orgías que hacía Strauss-Kahn con compañeros, prostitutas (sí, la primera parte está protagonizada por la repulsiva imagen de un Gérard Depardieu desnudo manteniendo relaciones sexuales con autoridad) y alcohol. Si el director pretendía que el espectador le cogiera asco al economista, lo consigue (y, de rebote, al actor francés también).

Una película que busca más el sensacionalismo que la reflexión o la crítica. Solo se centra en los aspectos del sexo y la caída del director del FMI debido a estos. En ningún momento se habla de todas las otras repercusiones económicas de las orgías, ni otros aspectos con una gran importancia. En algún momento se intenta hacer una reflexión del protagonista, pero carece de profundidad y credibilidad después de haber visto como ha ido evolucionando la película. La polémica por la polémica. Una historia que podría tener una estructura clásica de la decadencia personal, acaba siendo un relato sensacionalista que busca más impactar que no buscar la reflexión. También puede que sea por eso el descontento de una gran parte de la gente que ha visto la obra, que esperaba más bien una crítica y una reflexión que no una mera representación de los actos impuros que realizó Strauss-Kahn y sus consecuencias más immediatas.

Después de leer algunas entrevistas, parece ser que Ferrara dio bastante libertad de improvización e interpretación a sus actores, para buscar más la naturalidad de sus actos. De esta forma, los encargados de interpretar a los diferentes personajes de la película, se dejaban llevar más por sus reflejos que por un guión muy estructurado (otra cosa que se hecha de menos a la cinta, una buena estructuración). Esto también dificulta más la posterior reflexión sobre los actos de las personas que pretende reflejar la película. ¿Más naturalidad? Puede ser, pero, para este película no es una buena decisión. Aunque Depardieu parecía haber perdido ya un poco el rumbo estos últimos años, duele más ver en este papel a una actriz consagrada como Bisset.

Puede que haya gente que disfrute con esta película, pues al igual que hay programas sensacionalistas en la televisión que son líderes de audiencia, el morbo de la polémica siempre atrae a un gran número de gente. Pero, los que se esperen una crítica intencionada con una posterior reflexión, ésta no será una obra a su gusto.