El viento se levanta, la última obra maestra de Hayao Miyazaki, ha tenido una gran repercusión internacional. Después de habernos hecho disfrutar con clásicos como El viaje de Chihiro o El Castillo Ambulante, el genial director japonés se despide de su legión de fans como director de películas con su cinta más adulta. Una historia sobre la aviación que consiguió arañarle el Oscar a Frozen, la gran vencedora animada del año.
El gran aliciente de la película es sin duda la técnica con la que se ha realizado y que es ya marca de la casa en el Estudio Ghibli: la animación tradicional, combinada con la realizada por ordenador en ciertas escenas donde se requiere mayor movimiento. Fascinantes paisajes recorren la pantalla desde el comienzo de la cinta, donde el espectador puede perderse en su imaginación. Todas ellas invadidas por un elemento muy evocador: la nube.
Grandes masas algodonadas inundan el cielo en la mayoría de escenas donde Hiro sueña con situar sus creaciones. A veces el cielo es solo el fondo donde transcurre la acción, y otras veces es el propio elemento que llena la pantalla. A veces las nubes son propias de un cielo azul celeste inmaculado y otras veces se tiñen de colores cálidos para dotar de mayor nostalgia el paisaje. Las nubes grisáceas y manchadas son testigo de los peores acontecimientos que ocurren en el país, y otras veces son las responsables de que nuestro protagonista se encuentre con su amada.
Nubes pintadas con acuarela que bien podrían estar en los cuadros de John Constable, el metereólogo y pintor inglés de paisajes. Desde muy joven John quiso entender cómo se comporta la atmósfera y para ello se convirtió, de forma autodidacta, en un estudioso en la materia y minucioso observador meteorológico. Transportaba sus estudios al arte, creando preciosos paisajes donde el cielo y lo que había en él era el gran protagonista.
"Los cielos deben ser, y así será siempre en mi pintura, una parte importante de la composición. Sería difícil citar un tipo de paisaje en el que el cielo no sea la ‘tónica’, el nivel de la ‘escala’ y el principal ‘órgano del sentimiento’ […] El cielo es la fuente de la luz en la naturaleza y lo gobierna todo.”
Miyazaki, al igual que John y quien sabe si alguna vez inspirado por él, recurre al cielo en general y a la nube en particular para trasladar el tono de la trama. Solo observándolo podemos conocer en qué contexto está desarrollándose la acción. Un trabajo que podemos ver con especial atención en El viento se levanta, pero que también encontramos en sus anteriores trabajos.
Os invitamos a redescubrir la película atendiendo a este detalle, que seguro hará de ver la película una experiencia aún más gratificante. ¡A perderse dulcemente en las nubes de Miyazaki!