Shuarma, Hugo, Julio y Jordi, o lo que es lo mismo: Elefantes, actuaron la noche del pasado viernes 4 de Abril en la sala Luz de Gas de Barcelona. Este concierto fue el segundo de su gira y el primero en la ciudad condal -el segundo tendrá lugar hoy 5 de Abril en la misma sala-. La hora de inicio prevista eran las 21:30, aunque desde más de una hora antes el público asistente ya aguardaba la opertura de puertas. Inquietos, excitados y contentos, los fans de la banda comentaban entre sí la buena noticia de su regreso a los escenarios y compartían opiniones sobre su último disco, El Rinoceronte.
Con todas las entradas vendidas, la sala Luz de Gas ardía de ganas de que empezara el espectáculo. A las 21:35 aproximadamente, los músicos salían a escena y empezaban el concierto con el tema Aún Más Alto de su último trabajo. Pese a que era la primera canción, el público se mostró receptivo desde el minuto cero y los aplausos entregados, así como los ánimos y piropos para la banda, estuvieron a la orden del día. 8 años es mucho tiempo de espera.
Shuarma fue el epicentro del escenario durante las 2 horas de concierto. El cantante derrochó energía y complicidad con su público, haciéndoles bromas y manteniendo una actitud juguetona con él. Además, se pudo observar a un Shuarma distinto de sus directos en solitario, dejando de lado su lado más íntimo y explotando su lado más "sin vergüenza" y divertido. No obstante, eso no significa que el resto de músicos pasaran desapercibidos.
Hugo, el guitarrista, fue el que más emocionado se mostró y uno de los más activos, junto a Shuarma. Su mirada, sus sonrisas y las apelaciones directas al público eran muestra de ello. Jordi, por su parte, gozaba de una visión privilegiada del público y lo aprovechaba para observaba lo animados que estaban. Él fue animándose a medida que el directo avanzaba, hecho que también se notó en Hugo. Ambos acabaron animando a los fans, uniéndose a su disfrute. Julio, por último, fue el que se mostró más tímido y callado, pero no por ello aislado del público. El bajista estaba inmerso en su labor musical, pero levantaba la vista para sonreír y saludar a los espectadores.
No se puede dejar de lado al pianista que acompañaba a los músicos, el cual parecía pasar desapercibidopero tuvo oportunidad de mostrar sus cualidades. Entre ellas, demostró no ser únicamente el pianista y pasó a tocar la trompeta, así como diversos instrumentos de percusión. Un plus en la formación que ayudó a completar los temas, aunque en la última parte del concierto no apareció en el escenario.
Todos mostraron cierto nerviosismo al principio del espectáculo. Algo comprensible al tener en cuenta que actuaban en su ciudad natal después de años, y ante un público con fama de exigente, de duro de pelar. De todas formas, éste pudo percibir la esencia de cada uno de ellos, así como la magia de un grupo bien armonizado, conectado. Más de uno de los asistentes comentaba, al finalizar el espectáculo, que se notaba el buen feeling entre los músicos. Los juegos y bromas que mantuvieron éstos en el escenario fueron muestra de ello, por ejemplo. Las rencillas del pasado se han olvidado y Elefantes han vuelto con muchas ganas.
El repertorio compaginó temas del nuevo disco y temas de trabajos anteriores. Sin duda, los momentos más emotivos vinieron de mano de letras como Azul, Se Me Va, Al Olvido, Que Yo No Lo Sabía, La Niña Morena, entre otras. Cabe destacar el revuelo provocado por los dos últimos temas que se han mencionado. El primero por lo emotivo: Shuarma dio una interpretación muy sentida y la audiencia se percató; el segundo por ser uno de los más conocidos de la banda: el público coreó toda la letra y eso, al ser uno de los primeros temas clásicos que tocaban, sorprendió a los músicos.
Los temas del nuevo disco aportaron un aire fresco al repertorio, obviamente, pero el público coreaba sus versos de todas formas. Pese a llevar unas semanas a la venta, El Rinoceronte ha llegado al público de forma más que acertada y sus letras ya forman parte de su memoria. Canciones como Escuchar al Viento, Descargas Eléctricas,Momentos y el primer single del disco, Equilibrios, fueron algunas de las interpretadas. Si bien los clásicos agitaron más al público, los nuevos mostraron a unos Elefantesrenovados. Toques más sociales y un regusto más amargo en las letras, sin dejar de tener canciones dulces y sentimentales; con más garra, más viscerales y crudos en las melodías, pero siempre con la esencia primigenia de la banda.
Elefantes han vuelto oxigenados, frescos,con matices nuevos y preservando su estilo representativo. Ahora se ve a un grupo, sí, pero se pueden diferenciar a cada uno de sus miembros sin que esto sea negativo para la banda. Sendas carreras en solitario han influido en el directo de forma beneficiosa, reemplazando lo que sería una lucha de egos por una mezcla homogénea de los mismos. Durante todo el concierto, los músicos jugaron con el público y entre sí, dando muestra de su buena relación; se divirtieron y, lo que es mejor, divirtieron a sus fans.
Juegos, risas, bromas, música y, en definitiva, espectáculo fue lo que ayer Elefantesvolvieron a ofrecer después de su silencio. Casi dos horas en las que se echó la vista atrás, sin dejar de tener como punto de referencia un nuevo y sólido futuro juntos. Los músicos afirmaron que volvían para quedarse, nada de decisiones temporales.Shuarma, además, puso énfasis en el "poder de decidir y de hacer lo que a cada uno le apetecía hacer", siempre respetando al otro.
El público catalán disfrutó y se notó, como ya se ha dicho, desde el primer aplauso hasta el último. Ahora sólo queda esperar que esta noche vuelvan a hacer palpitar la sala Luz de Gas de la misma forma o incluso mejor.