Solo faltan dos días para que el 17º Festival de Málaga concluya y se entreguen las Biznagas que reconocen a la Mejor película, director... de la Sección Oficial. Pero, a la sombra de los grandes nombres, existen multitud de ramas del Festival que pasan desapercibidas y que aquí estamos, en la medida de lo posible, tratando de sacar a luz.

Muchas de estas ramificaciones están, bien acabando o bien ya han finalizado, como es el caso de ZonaZine, que con The extraordinary tale dice adiós a casi una semana de películas que se caracterizaban, al menos en teoría, por un tratamiento visual más atrevido o al menos diferente respecto al cine habitual. La cinta que podemos llamar de clausura está codirigida por José F. Ortuño y Laura Alvea y cuenta la historia de dos personajes, Ella y Él, bastante peculiares que deciden afrontar un reto para el que tal vez no están preparados: la maternidad.

Esta película llama la atención desde el primer momento con unos títulos de crédito bastante originales y que contagian alegría al ver al personaje de Aïda Ballmann bailando por la casa. A partir de ese momento vemos a la protagonista en su día a día cotidiano y nos damos cuenta de que es bastante `especial`. Es ella misma quienes nos cuenta su triste vida y cómo está completamente sola desde que murió su madre, momento en el que tuvo que aprender a valerse por sí sola; su mayor y único hobbie es escribir cartas a desconocidos para tratar de hacerse amigos y que, obviamente, ya no sean desconocidos, es así como encuentra a Él, una persona completamente idéntica a ella y con la que contacta inmediatamente.

Dos personajes y una máquina de escribir, eso es lo único que necesitan Ortuño y Alvea para hacer esta película que consiguió sacar una sonrisa al público en apenas diez minutos, y eso que la historia de Él y Ella no es precisamente agradable, sin embargo los responsables de The extraordinary tale se las han arreglado para que dos personas con trastornos mentales y que, en un principio, deberían ser mirados con compasión y ternura, se conviertan en dos personajes carismáticos, capaces de darle la vuelta a la tortilla y convertir un problema en una virtud.

Los dos protagonistas arrastan tras de sí una serie de problemas de la infancia que les impide desarrollarse como personas normales, sin embargo y como dice el refrán, 'Dios los cría y ellos se juntan', y es que ambos personajes encajan a la perfección y rápidamente crean una relación amorosa e idílica, algo que el espectador también capta y provoca que, entre risa y risa, sienta un poco de afecto hacia ese amor.

Dos personajes y una máquina de escribir, eso es lo único que necesitan Ortuño y Alvea para hacer esta película

Ya en el coloquio posterior, el director y guionista reconoció, medio en broma medio en serio, que la historia que él había escrito surgió a raíz de las contínuas presiones que recibía de su familia para tener un hijo antes de que se le pase el arroz, algo a lo que él se niega. Pretende que con The extraordinary tale, la sociedad comience a plantearse eso de los descendientes como algo obligatorio cuando se tiene cierta edad.

En cuanto a sus influencias, Ortuño reconoció que se había inspirado bastante en Delicatessen (Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro, 1991) pero no admitió ninguna relación con Amelie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), a pesar de la insistencia de muchos que habían visto la película, entre ellos el público presente en el Cine Albéniz.

Otra de las secciones que hemos podido ver hoy ha sido Focus Latinoamericano, que vive un poco a la sombra de Territorio Latinoamericano pero que, de acuerdo a lo visto hoy, no tiene nada que envidiarle, al contrario, ha demostrado que puede superar a su compañera. Esta es una sección con pocas películas y pases, pero es una de las que más duración tiene en el tiempo, pues acabará junto a la Oficial el sábado 29. En esta séptima jornada hemos podido ver el segundo título que aquí compite, Anina, basado en el libroAnina Yatay Salas.

Tanto en el libro como en su adaptación, vemos a una niña que está acomplejada por su nombre, ya que se trata de un palíndromo (se lee igual en dos direcciones), lo que provoca miles de burlas en el patio del recreo. Precisamente a raíz de una de estas mofas, se origina una pelea que hace que ella y una compañera sean castigadas por la directora. Durante el tiempo que dure el castigo, Anina se dará cuenta de que su nombre no es tan feo como ella piensa y al mismo tiempo descubrirá que la vida tiene cosas tan maravillosas como la amistad.

La película gustó a todo el público, niños y mayores, y demostró, como ya hemos apuntado, que esta sección no tiene nada que envidiar a Territorio, y es que Anina viene a Málaga después de pasar por muchos otros festivales y países y siempre ha gustado a quien la ha visto, sin importar la edad. Esto es algo que sorprendió a su director, Alfredo Soderguit, quien tras la película respondió algunas preguntas y reconoció que en cada lugar los niños habían preguntado cosas diferentes, asombrados por cómo veían una realidad que desconocían en la pantalla, pero siempre con una sonrisa en la cara.

El adiós de la ganadora

Una sección que sí acaba es La cosecha del año y lo hace con la mejor película posible,Vivir es fácil con los ojos cerrados, que logró el Goya a la Mejor película, además de Mejor director, Mejor guion original, Mejor música original, Mejor actor protagonista (Javier Cámara) y Mejor actriz revelación (Natalia de Molina), en definitiva una gran película para terminar una parte del Festival que trata de devolver a las salas de cine, algunas de las mejores películas de los últimos años.

Vivir es fácil cuenta la historia real de Antonio, un profesor que utiliza las canciones deThe Beatles para enseñar inglés en la España de 1966. Cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide viajar hasta allí para conocerle. En su ruta recoge a Juanjo, un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén, de 21.

Siguiendo el modelo de las road movie, esta película nos presenta a tres personajes que viajan hacia un destino incierto, sin saber qué les depara el final del camino, pero deseosos de llegar, pues saben que será algo fantástico. Todos ellos se guían por un ideal que esperan encontrar cuando el coche se detenga: Juanjo no quiere regresar a casa con su padre autoritario, quiere ser libre; Belén desea hacer lo que quiera, sin que nadie le dé ordenes; y Antonio se guía única y exclusivamente por el deseo de conocer a su mayor ídolo y poder conocerlo y hablar con él, así su vida estará completa.