Todo tiene un final. Y la décimo séptima edición del Festival de Málaga no iba a ser menos. El pasado viernes, la sección oficial de largometrajes daba sus últimos coletazos con dos películas totalmente contraopuestas y que mostraron, al fin y al cabo, la diversidad de géneros que hemos podido ver a lo largo de la semana en el certamen. Son Purgatorio y La vida inesperada. 

La primera que hizo acto de presencia en el Cervantes fue Purgatorio. Es de agradecer que entre tanto drama y comedia, la programación haya dedicado al menos una película a un género que no suele prodigarse mucho por los festivales (exceptuando el de Sitges, claro está) como es el de terror. En este caso no estamos ante una película de terror al uso, sino más bien un thriller psicológico con tintes de terror y alguna pincelada de drama humano.

Oona Chaplin, muy conocida por su participación en la ficción Juego de Tronos, es una mujer que se traslada a un edificio nuevo con su marido tras una desgracia familiar. Una noche, una vecina muy alterada que asegura que su esposo ha sufrido un accidente, le deja en casa a su hijo Daniel. Poco a poco la actitud del joven comienza a cambiar drásticamente hasta el punto de asegurar que hay otro niño en la casa. 

Purgatorio es un irregular thriller psicológico con algunos momentos de tensión bien logrados

Ópera prima de Pau Teixidor, Purgatorio parte de una premisa interesante que comienza débilmente a desfilar por la gran pantalla. Hasta la primera mitad del metraje, el espectador no conecta ni con los miedos ni con las emociones de una correcta Oona Chaplin. No obstante, es en la segunda parte cuando Teixidor comienza a utilizar con acierto todos aquellos elementos del terror y del suspense que, aún cuando es algo mil veces explotado en la industria del cine, termina creando tensión y emoción en la butaca. Desafortunadamente, un final algo moralista y ambiguo vuelve a quitarle brillantez al relato.

"Es un drama que da miedo", afirmó entre risas su protagonista, Oona Chaplin, nieta del genio Charles Chaplin y ligada a una de las familias de artistas más conocidas y queridas de la industria cinematográfica mundial. Por ahora, su nuevo proyecto delante de las cámaras llegará con un nuevo sistema de distribución: además del estreno en salas de cine el 4 de abril, está previsto que la película se pueda disfrutar a través de distintas plataformas (televisión de pago, internet y móvil) en una versión reducida de cuatro capítulos, de cinco minutos cada uno, y titulado Purgatorio Reduxe. 

Oona Chaplin, el pasado viernes durante la presentación de la película ante los medios. (Foto: Ana Belén Fernández / FestivaldeMálaga).

Javier Cámara y Raúl Arévalo, un tándem de éxito 

Elvira Lindo firma el guion de La vida inesperada, el nuevo trabajo del realizador alicantino Jorge Torregrossa tras Fin (2012). En esta ocasión, el cineasta deja de lado la ciencia ficción para adentrarse en una comedia con tintes dramáticos ambientada en la ciudad de los rascacielos y con dos actores en estado de gracia: Javier Cámara y Raúl Arévalo.

La vida inesperada sigue los pasos de Juanito, un actor afincado en Nueva York donde emigró para hacer suyo el sueño americano y convertirse en una estrella de las tablas. Su vida no es como él la esperaba una década antes, y para colmo, su primo (Arévalo), un asesor financiero, aparentemente triunfador, viene a visitarle durante un mes. A lo largo de esos días, ambos descubrirán que la vida no siempre es lo que uno desea que sea. 

Correcta comedia, a ratos melancólica, a ratos romántica

Torregrossa firma una correcta comedia, a ratos dramática y melancólica, a ratos romántica, en la que el carisma de su pareja protagonista hace el resto. Javier Cámara y Raúl Arévalo son, sin duda, el gran atractivo de esta película que mantiene con buen pulso la narración, aunque a veces se presente como simplista en los clichés impregnados en este tipo de historias, donde el destino marcará los pasos de los protagonistas para siempre y la cruda realidad hace añicos las ilusiones y nos da una lección de vida. 

Se agradece que al final del camino, la historia ofrezca un interesante giro de guion y evite caer de esta forma en sentimentalismos baratos tipo "los sueños siempre se hacen realidad". Rodada durante cuatro semanas en Nueva York y con diálogos tanto en inglés como en español, La vida inesperada es un retrato de una ciudad en la que, en palabras de su autora, Elvira Lindo, "es engañosa donde crees que tus sueños se van a cumplir y después no es así exactamente". 

Este sábado se conocerá el palmarés oficial del Festival de Málaga donde, salvo sorpresas de última hora, no creemos que se lleguen a colar ninguna de estas dos producciones.