El título de esta crónica parece uno de esos chistes basados en estereotipos y que, generalmente, dejan al español en buen lugar mientras humillan al resto de nacionalidades. Sin embargo, lo que se trata con él es de sintetizar, en la medida de lo posible, lo que hemos visto hoy (Sección Oficial aparte).

La decimoséptima está siendo la edición más internacional del Festival de Málaga, ya que son muchas las películas que proceden de fuera de nuetras fronteras y que tienen en Territorio Latinoamericano su máximo exponente. Pero además de esta, muchas otras secciones albergan títulos internacionales como es el caso de Amor en su punto quepudimos ver en la Oficial o las proyecciones de hoy: Toatmaster y Villegas; a las que habría que añadir, la 'cosecha del año' de esta jornada: ¿Quién mató a Bambi? para incorporar algo de 'denominación de origen' (por seguir con el simil) y poder descubrir si, como proclaman los chistes, los españoles somos mejores que otros, en este caso los armenios y los argentinos.

El primero de los títulos es Toatmaster (El maestro del brindis), una coproducción estadounidense-armenia dirigida por Eric Boadella y que compite a concurso en ZonaZine. Aquí vemos a Alek, un americano de ascendencia armenia que mientras se celebra la boda de su madre se hospeda junto a su tío Kapriel, al que considera un excapo de la mafia, pero su tío tiene otros planes para él: enseñarle el antiguo arte del brindis que desde hace años se transmite generación tras generación en la familia.

La película, de acuerdo a las declaraciones de su director en el coloquio posterior, está rodada con pocos recursos y presupuesto. Buen ejemplo de ello es que la mayor parte del equipo técnico son familiares (todos ellos de Armenia) y que tuvieron que recurrir al crowdfunding para poder comenzar al proyecto. Toatmaster también es una forma de mostrar cómo un inmigrante trata de mantener vivas sus tradiciones trasmitiéndolas a sus descendientes, que la mayoría de las ocasiones se olvidan de sus raíces y abrazan su nuevo país.

Boadella dejó claro su admiración hacia esta tradición, que él mismo tuvo la oportunidad de ver de manos de un gran amigo suyo; pero también recalcó que la ceremonia del brindis es solo una excusa para desarrollar la idea antes mencionada, ya que en ningún momento de la película se dan detalles sobre cómo debe hacerse, él prefiere centrarse en la relación tío-sobrino y en la importancia de las tradiciones.

Por último decir que Toatmaster es completamente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver este año en ZonaZine. Mientras que otros títulos como Todo parecía perfecto o La cueva, daban una gran importancia a la imagen, esta se centra en la historia, en el guion.

La segunda de las películas es Villegas, dirigida por Gonzalo Tobal y perteneciente a la sección Estrenos Especiales. En este caso son Argentina, Holanda y Francia los países que participan en la producción, pero con unos resultados, salvando las distancias, bastante similares al caso anterior: aquí las relaciones familiares son el centro de la historia, aunque esta vez no se trata de transmitir tradiciones, sino de querer y amar a la familia.

Pipa y Esteban son dos primos de Buenos Aires que hace tiempo dejaron su pueblo, Villegas, para buscar una oportunidad en la capital, pero ahora deberán volver para asistir al funeral de su abuelo. Tras mucho tiempo, los primos vuelven a encontrarse y las relaciones no serán tan cordiales como cabría esperar, pues después de tanto tiempo se han convertido en extraños el uno para el otro. Lo que durante el camino eran silencios incómodos y actitudes indiferentes, se convierten poco a poco en auténticas declaraciones de guerra que lleva a los hombres a emplear la violencia.

Pero una vez en Villegas la cosa cambia. La presencia de todos los familiares y la necesidad de mantenerse unidos debido a la situación, hace que Pipa y Esteban cambien el modo que tenían de verse y se den cuenta de que la familia está por encima de cualquier rivalidad. Así, durante el tiempo que permanecen en el pueblo su amistad se refuerza hasta el punto de convertise en auténticos amigos, olvidando por completo lo ocurrido en el viaje.

Por último toca mirarse al ombligo y hablar de ¿Quién mató a Bambi?, una comedia estrenada en 2013, dirigida por Santi Amodeo y producida por Rodar y Rodar, sin apoyo reseñable de ningún otro país.

Esta tercera y última película de hoy (para nosostros) nos presenta a dos amigos que harán todo lo posible para que el suegro de uno de ellos regrese sano y salvo a casa después de encontrarlo inconsciente y con señales de violencia; por otro lado están dos pequeños empresarios que, acuciados por las deudas, deciden pedir un rescate por un conocido hombre de la ciudad. Estas dos historias se entremezclarán continuamente creando situaciones disparatadas que harán aflorar una sonrisa en el espectador.

Habría que destacar dos elementos en ¿Quién mató a Bambi?, por un lado están los cameos de Andrés Iniesta (breve y prescindible) como él mismo, y de Carmina Barrios encarnando a una criada que recuerda mucho al personaje de la película de Paco León; por el otro, está el cambio que se produce dentro de la tématica de la película que pasa de la comedia al drama con suma facilidad, por lo que las contínuas bromas y gags que aparecen en los primeros minutos se transforman al final en tensión y nerviosimo por saber cómo se resuelve todo, para volver de nuevo a la comedia con un gran final de la mano de Joaquín Nuñez.

Sin duda las tres películas son completamente opuestas y es tarea del espectador decidir si prefiere una reflexión sobre temas como las tradiciones o la familia o, por el contrario, dejar la mente en blanco y olvidarse de los problemas. Todo depende del país.