A diferencia del pasado año donde la categoría se presentaba más abierta que nunca, y en la que finalmente se impuso Ang Lee por La vida de Pi, la 86º edición de los Premios Oscar dirigen su rumbo inexorablemente hacia solo un hombre: Alfonso Cuarón por Gravity. Su camino hacia la estatuilla parece allanado tras su victoria en los Globos de Oro y los BAFTA, no obstante, su recorrido está plagado de nombres con talento; de realizadores con magia que han aportado al mundo algunos de los títulos más carismáticos, salvajes, dramáticos o sorprendentes de estos últimos meses.

Así, si quiere saborear el Oscar, el mexicano deberá ganar el duelo con el genio desatado de Martin Scorsese; con la carismática puesta en escena de David O. Russell; con los silencios y el realismo sobrecogedor de la cámara de Steve McQueen; o con la profundidad emocional de Alexander Payne

Steve McQueen por 12 años de esclavitud 

De todos los nombres que componen la categoría de mejor dirección de esta edición, McQueen es el que tiene menos experiencia tras la cámara cinematográfica. Tan solo tres largometrajes componen su legado hasta el momento: Hunger (2008), Shame (2011) y 12 años de esclavitud, por el que ha logrado la primera nominación al Oscar de su carrera. Tres títulos que suman una filmografía escasa pero llena de matices en las que ya se perciben pinceladas de una forma muy peculiar de entender y amar las rarezas y debilidades del ser humano y en el que los largos planos secuencias, los escasos diálogos, los silencios desgarradores, y el hiperrealismo autodestructivo abrazan a la historia con maestría. 

Curtido en el mundo del videoarte (donde por cierto posee el prestigioso Premio Turner en 1999), el británico, que ya encandiló a la crítica y al público con su controvertida Shame,  ahora recibe los mayores piropos de su trayectoria con la plasmación a la gran pantalla de la biografía de Solomon Northup, músico negro que fue vendido como esclavo durante más de una década pese a ser libre. Por su trabajo en esta cinta ya se ha llevado el Premio a Mejor Director del Círculo de Críticos de Nueva York. Aún así, no pudo arañar uno de los más preciados para cualquier británico que se precie, el BAFTA. Es uno de los favoritos de las quinielas, siempre y cuando el mexicano Alfonso Cuarón se lo permita. 

Alexander Payne por Nebraska

    

Puede presumir de haber logrado tres nominaciones consecutivas a mejor director con sus tres últimas obras. La primera por Entre copas, en 2004, año en el que no vio materializarse sus sueños como realizador, aunque sí como guionista; en 2011 volvería a intentarlo como cineasta gracias a Los descendientes; y en el presente lo hace por Nebraska, una road movie rodada en blanco y negro y con la familia nuevamente como eje central de la acción y con la vejez como nuevo ingrediente a su habitual y certera óptica de la vida misma. Un regalo visual perfectamente cuidado, lleno de humor y sátira, que esta vez se presentó ante los espectadores bajo la premisa de un anciano que, tras recibir un premio por correo, inicia un viaje con su hijo para ir a cobrarlo.

Es su sexta película como realizador. Desafortundamente, con ella no pudo arañar nada en los pasados Globos de Oro. Por ahora, todas las energías positivas que recibió tras su paso por el Festival de Cannes, donde se llevó el premio a mejor actor para Bruce Dern, se han ido evaporando con el paso del tiempo. Salvo sorpresas de última hora, el Oscar a mejor dirección de este año no estará ligado al nombre del cineasta de Omaha. 

Alfonso Cuarón por Gravity 

        

Uno de los cineasta más prometedores de su generación, el mexicano Alfonso Cuarón es el gran favorito de esta edición para alzarse con el Oscar a mejor director. Tras ocho largometrajes donde destacan las sobresalientes Y tú mamá también (2001) e Hijos de los hombres (2006), pasando por su aventura más comercial con Harry Potter y el prisionero de Azkaban, este guionista, productor y cineasta azteca pisará por primera vez la alfombra roja como nominado a mejor director.

No obstante, no es la primera vez que la Academia de Hollywood señala el nombre de Cuarón como favorito.Y tú mamá también lo llevó por primera vez a Los Ángeles como nominado a mejor guion original, para continuar su aventura por la estatuilla con Hijos de los hombres, por la cual obtuvo mención en mejor guion adaptado y montaje. Ahora, ocho años después, la suerte sopla a su favor con la cinta de ciencia ficción Gravity. Su magistral dominio del espacio y su recreación de una atmósfera asfixiante y a la vez dramática ya le ha valido el Globo de Oro, el BAFTA, el Critics' Choice Awards y el Premio del Sindicato de Directores. ¿Y el Oscar? Es más que probable. 

David O. Russell por La gran estafa americana

             

      

       Ha llevado la batuta de la cinta con el reparto estelar más envidiado de este año. Contar con Christian Bale, Amy Adams, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper delante de un mismo objetivo le ha valido su segunda nominación consecutiva a la estatuilla dorada a mejor director tras El lado bueno de las cosas. Más de una docena de títulos avalan la carrera de este neoyorquino que también ha hecho las veces de productor, guionista, e incluso de operador de cámara.

Es su tercera nominación como director tras The Fighter (2010) y El lado bueno de las cosas (2011). En esta ocasión, su carta de presentación ante los académicos es una comedia negra ambientada en uno de los casos de corrupción más mediáticos que sacudió los años 70, el caso Abscam. Algunos lo tachan de sobrevalorado; otros, en cambio lo elevan a pequeño genio cinematográfico. Sea como fuera, O. Russell parece haber dado con la tecla del éxito. Recordar que La gran estafa americana es una de las grandes favoritas de cara a la noche del próximo domingo con 10 nominaciones. No obstante, tememos que su puesta en escena no será una de las premiadas. 

Martin Scorsese por El lobo de Wall Street

                 

        

         Poco se puede decir que no se sepa de este genio de las cámaras neoyorquino. Hijo de una familia modesta de clase trabajadora, Martin Scorsese inició su andadura cinematográfica allá por la década de los 60. Desde entonces, ha regalado al mundo algunos de los títulos más brillantes de finales del siglo XX y principios del XXI: Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), La útlima tentación de Cristo (1988), Goodfellas (1990), Gans of New York, El aviador (2004), Infiltrados (2006) o El lobo de Wall Street, por el que ha logrado su séptima nominación al Oscar como mejor director.

Sorprende que uno de los viejos lobos de Hollywood tan solo tenga en su casa una estatuilla a mejor dirección por Infiltrados (2006). Este año volverá a intentar romper su maleficio junto a otro de los actores "malditos", Leonardo DiCaprio, quien se ha puesto delante de su cámara por quinta vez.en El lobo de Wall Street . En ella se muestra el lado menos encorsetado de este veterano guionista, productor y director. Un auténtico huracán de sexo, dinero, fiestas y drogas que gira en torno a las vivencias reales del corredor de bolsa Jordan Belfort. Tal vez otro año hubiese tenido claras opciones con este trabajo; empero, en esta edición, la segunda estatuilla tendrá que esperar en vista de las opciones de Cuarón. Eso sí, si la levanta el próximo domingo nadie podría objetar nada ante el virtuosismo de Martin Charles Scorzeze (su nombre real). 

Solo uno de ellos levantará el próximo domingo la estatuilla a mejor dirección. Mientras llega el 2 de marzo, pueden seguir apostando por quién será el ganador. ¿Cuál es vuestro favorito?

Fotos del cuerpo de texto: gladyspalmera, collider, goldderby y teinteresa.