El cine noruego, y el escandinavo en general, se ha caracterizado siempre por un ritmo lento en el que las elipsis brillan por su ausencia, incluso en los actos más cotidianos que el cine americano y del resto de Europa suelen intentar aligerar. En cambio esta película es la demostración de que el cine noruego puede perfectamente crear un thriller lleno de ritmo que no tenga nada que envidiar al suspense actual norteamericano más puro.
Headhunters cuenta la historia de Roger, un cazatalentos de una prestigiosa empresa que no contento con esto se involucra en robos de obras de arte, para ello utiliza sus contactos e influencias para enterarse de las propiedades de sus posibles objetivos, así como los momentos en los que la vivienda estará sola y dispuesta para ejecutar el golpe. Roger, gracias a su esposa, conocerá a Clas Greve, un extrabajador de una empresa rival y que tiene las condiciones idóneas para convertirse en el director general de la compañía de Roger, además posee una valiosísima obra de arte en su hogar.
Reflexiones sobre la falta de moral
La película, dirigida por Morten Tyldum, hace una disección de los comportamientos humanos, centrándose sobre todo en el vacío moral que abunda en la mayoría de las personas y que intentan mitigar con el dinero. El protagonista vive una vida que no le pertenece, ya que no se la puede permitir con sus emolumentos legales y por ello necesita distracciones fuera de la ley para poder dar a su atractiva mujer todo lo que ella desea, excepto lo que ella querría realmente, un hijo, y que su marido le niega una y otra vez.
Todo estos aspectos a lo largo de todo el metraje giran en torno a una palabra, ‘reputación’, que es nombrada en la parte inicial, tratada dentro de la trama de la película en diversos aspectos y situaciones y se usa de nuevo para cerrar la película, con una reflexión final en forma de moraleja llena de crítica ácida que derrocha ironía y brillantez a partes iguales.
Destacables interpretaciones
La película cuenta con un guión bien hilado, lleno de embrollos, mentiras traiciones y donde a menudo no todo es lo que parece, los personajes evolucionan, muestran su potencial y intentan encontrar su propio beneficio. Todo esto se acrecienta por unas fantásticas interpretaciones, sobre todo un brillante y camaleónico Aksel Hennie y un soberbio y enigmático Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister en Juego de Tronos)
Otro aspecto a destacar del film es una embriagadora estética, donde abundan los planos idílicos con casas apartadas en la montaña y que recuerdan a lo que la mayoría de las personas tienen en la mente para referirse a un paisaje escandinavo, todo ello acrecentado por una atmosfera algo gris, que podría ser perfectamente un reflejo de casi todos los personajes de la película, con un trasfondo más que oscuro.
La resolución del final (incluyendo la moraleja comentada anteriormente) es brillante, el director y el guionista (adaptando la novela de Jo Nesbø) atan los cabos sueltos de manera inteligente, algunas cosas pueden ser más o menos previsibles en lo que se refiere al desenlace pero otras destacan por su ingenio, por lo que ponen el broche de oro a un gran thriller noruego que en ocasiones destila grandes dosis de violencia y humor negro, que en su conjunto conforman un entretenimiento más que disfrutable.