A diferencia de la mayoría de las obras del director catalán, que están dentro del mundo de la ficción, Ignasi M. es un documental. Hasta ahora sólo había publicado dos películas documentalistas: Ocaña, retrat intermitent y El Gran Gato. El primero fue la obra con la que se dio a conocer Pons, en éste se relata la vida del pintor travesti José Pérez Ocaña durante la Barcelona postfranquista del 1978. El segundo se centra en la figura del cantante argentino, y gran impulsor de la rumba catalana, Gato Pérez.
Y ahora nos presenta su tercer documental. Éste, al igual que los dos anteriores, también se centra en la vida de una persona. El protagonista de esta cinta de, más o menos, una hora y media, se llama Ignasi Millet, museólogo reputado y gay seropositivo. Un hombre afectado por la crisis ya que la empresa que había fundado quebró. Tiene un padre que ha intentado suicidarse. Su ex-mujer es lesbiana y va en silla de ruedas, pero mantienen una muy buena relación. Sus dos hijos están viviendo en Londres, uno de los cuáles se ha hecho evangelista. Una familia complicada, pero muy unida gracias el amor que se tienen entre ellos.
Aunque es difícil de creer, todo esto es real, tal y como el mismo Ventura Pons dijo en una rueda de prensa: "Si esto hubiera sido una obra de ficción, seguro que nadie se lo hubiera creído". Pero no es el caso. Lo que se ve en esta cinta es todo real, es la vida de una persona que existe, Ignasi Millet. De esto se trata un documental, trasladar una realidad a la pantalla. Una obra interesante, pues el espectador quiere saber cómo el protagonista afronta estos problemas por, si es necesario, utilizar la misma táctica en sus conflictos personales.
Pero, aunque lo parezca, no es un cinta dramática; justo el contrario, la película tiene el mismo humor que la manera de ser de su protagonista. Ya sólo con la primera escena, el espectador puede ver como la obra tomará el camino de la comedia, una visión cómica al más puro estilo de Woody Allen. Ignasi Millet es una persona que afronta todos los problemas con humor y optimismo, sentimientos que se transmiten a todos aquellos que están viendo la película.
No sólo el espectador ve con una sonrisa la historia de Ignasi, sino que también hace que éste se llene de optimismo y ganas de afrontar y solucionar sus problemas. La empatía y esperanza del protagonista se contagia con facilidad por toda la sala. La unión del estilo y la mente de Pons con la vida y el carácter de Millet consiguen crear un canto a la vida y, sobre todo, a la esperanza. A luchar para solucionar los problemas y por lo que quieres, pero todo con humor, disfrutando y con la verdad por delante. No vivir con miedo, de esto se trata.
Toda la película se podría resumir en una de las frases que dice Ignasi, la última de la película: "La gente vive con muchos miedos, pero hay muchas formas de evadirlos".