Esta vez, el analista de la CIA, Jack Ryan (Chris Pine), después de ver alteraciones en las cuentas de una empresa de Rusia, viaja hasta allí para descubrir si esto forma parte de un acto criminal. Una vez allí, descubre que un grupo terrorista (actuando bajo las órdenes del gobierno ruso) y liderado por Viktor Cherevin (Kenneth Branagh) está preparando una conspiración terrorista con la intención de devaluar el dólar para destruir la economía de los Estados Unidos, y convertir Rusia en la primera potencia mundial. El reparto se completa con Kevin Costner, haciendo el papel de Thomas Harper, el superior de Jack Ryan; y Keira Knightley, interpretando a Cathy Muller, la pareja del agente de la CIA.

Una película que, con pocos minutos, el espectador puede tener la sensación de que no está viendo nada nuevo, y no se equivocará. Esto se debe a que la película contiene todos los tópicos y está escrita siguiendo los mismos patrones que la mayoría de películas de espías. No sólo el conflicto internacional es el tradicional (Estados Unidos, los "buenos" y Rusia, los "malos"); también el protagonista es un joven guapo y musculoso con dotes para la batalla, el superior es carismático y siente estima por el joven agente, una chica guapa manteniendo una relación de amor con el protagonista y quien acaba estando relacionada con el conflicto... Un conjunto de motivos que ya se han visto antes en películas de James Bond (para citar un ejemplo).

Relacionado con esto, la película no da margen a la sorpresa, todos los sucesos son muy previsibles. Gracias a la experiencia que tiene el espectador de otras películas de espionaje, este puede adelantarse a las acciones y predecir si lo que está siendo el protagonista tendrá éxito o no, si aparecerá algún contratiempo... Y posiblemente sus predicciones serán correctas.

El director presenta una trama un poco compleja, pues mucha gente que no tengo un cierto conocimiento de economía y contabilidad no entenderán cuál es el problema, cómo funciona este y las intenciones del acto terrorista. En un principio esto no sería problema, pero el director no incide mucho en explicar todo esto, solo lo cuenta rápido y por encima, posiblemente no lo suficiente para que la mayor parte del público lo pueda entender.

Una película intermitente, algunas escenas muy interesantes, otras más lentas y aburridas. Pero los momentos de acción y acrobacias están muy bien conseguidas, cumpliendo uno de los requisitos para ser una película de espías tradicional. Algunos momentos importantes de la película, aunque sean previsibles, consiguen crear tensión, enganchando el espectador a la pantalla; y eso se agradece.