La historia viste de etiqueta la ceremonia de los Premios Grammy año tras año, convirtiéndolos en los más reconocidos galardones a nivel internacional. Desde 1959 hasta nuestros días, los Grammys hacen converger 105 diferentes categorías que reconocen el esfuerzo y valor de reputados artistas y músicos. En su entrega 56, cómo no podía ser menos, el despliegue de medios ha sido increíble y la gala ha gozado de los mejores adelantes tecnológicos desde el inicio de la misma, que comenzó su retransmisión en la tarde estadounidense.

Mientras en Los Ángeles el sol aún lucía, en España comenzábamos a conocer los primeros retazos de la velada que nos esperaba. Un total de cinco horas previas a los premios más una de descanso en la que las mayores personalidades se dejaron ver por la alfombra roja. No solo pudimos alegrarnos la vista con el musical Valentino de Katy Perry, acompañada de su hermano, quien se acaba de estrenar en la música, la reciente aspirante a cantante Paris Hilton o la alta costura que la cantante country, Taylor Swift, desprendió al pasear su Gucci por el photocall, también se dio comienzo a la larga entrega de gramófonos. Los primeros cayeron en manos de personajes de la lírica clásica, gospel o latina, contrastando con éxitos de la talla de Cedric Gervais y Lana Del Rey, que se llevaron a casa el premio a Mejor Remix por Summertime Sadness. Michael Bublé, Adele y Skyfall, Rihanna, Imagine Dragons, Alicia Keys, Justin Timberlake o los grandes ganadores de la noche, Daft Punk y Macklemore & Ryan Lewis ya se hicieron notar en la primera parte de los Grammys, consiguiendo un par de premios cada uno antes de dar el pistoletazo de salida a los galardones más importantes.

Fue en este previo en el que la ex cantante y actriz, Cindy Lauper, encargada de dirigir esta parte de la ceremonia, sufrió varias confusiones a la hora de dar paso a actuaciones o nominaciones, que siempre se saldaron con la carcajada del público y la simpatía propia de Lauper. Si hay algo que de verdad marcó la alfombra roja fue la entrada de lo que parecía ser el cantante de Happy, Pharrel Williams y su enorme gorro que inundó twitter de comentarios acerca del disparatado aspecto del estadounidense, que ya había ganado el premio a Mejor Productor del Año.

Cinco horas finiquitadas que no hicieron otra cosa preludiar la invitación al reino de oscuridad que nos ofrecería esta nueva edición de los Premios Grammy. El frío invierno español que hiela las calles de cualquier madrugada fue sofocado por la recién reina de las ventas de discos Beyoncé, que presentó su primer single, Drunk In Love, sensualmente sobre una silla sita en el medio de la nebulosa escenografía que cubría el escenario acompañada del padre de su hija, Jay-Z. Uno de los más tiernos a la vez que explosivos cócteles que los Grammys recuerdan como inicio de la celebración.

El tercero no se haría esperar más, así el Grammy al Dúo Revelación queda en manos de Macklemore & Ryan Lewis que también obtuvieron el Grammy a Mejor Artista Nuevo. Esta carrera por el primer puesto, en lo que a gramófonos se refiere, estuvo disputada en todo momento, y es que el siguiente premio al Mejor Dúo o Grupo Pop recayó en los franceses Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter, los robots de Daft Punk.

La ocasión de mostrar una vez más la nocturnidad que parece haber ocupado el año 2013 de la música se hizo notar una vez más. Tras la cálida actuación del cantautor country Hunter Hayes, la ganadora de dos Grammys por Mejor Performance Solo y Mejor Canción del Año, Lorde, debutó en el escenario de los Grammys con su mundialmente conocido Royals. Con una canción que expresa el odio que siente hacia la atmósfera que rodea a las más importantes celebridades, la neozeolandesa de tan solo diecisiete años de edad interpretó el sencillo con una particular, ininteligible y epiléptica interpretación que generó 146.083 tuits por minuto, convirtiéndose en uno de los temas más comentados de la noche. Además, la cantante no dudó en despreciar indirecta, pero muy directamente a alguno de sus compañeros que compartían categoría con ella al dedicar su premio a Bruno Mars y Sara Bareilles, dejando a un lado al resto de nominados.

Al galope llegó Katy Perry para más tarde montarse en su propia pole dance escoba para interpretar el tercer single de su álbum PRISM, Dark Horse. Como todos los expertos prevén y como ya ocurrió hace dos años con su presentación en los Grammys del tema Part Of Me, la próxima semana la californiana se convertirá en el próximo número uno de Billboard, tras haber vendido más de dos millones de copias digitales de su último sencillo sin ningún tipo de promoción. Entre fuego, magia y energía, Perry llegó a los Grammys acompañada del rapero Juicy J como un caballo oscuro.

Era inevitable que Robin Thicke luciera en el escenario su éxito mundial Blurred Lines, creando la profundo antítesis con la posterior actuación de la dulce Taylor Swift que únicamente acompañada de un piano y su voz interpretó el tema All Too Well, canción que el público cree firmemente estar dedicada a su expareja y miembro de la banda británica One Direction, Harry Styles.

Cut Me Some Slack coronó una vez más antiguo Beatle, Paul McCartney, por la Mejor Canción Rock justo antes de que P!nk aterrizara, literalmente, sobre el escenario para interpretar Try y más tarde Just Give Me A Reason de la mano de Nate Ruess. Superando el potente espectáculo al que P!nk nos tiene acostumbrados, Kendrick Lamar e Imagine Dragons hicieron sonar canciones como M.A.A.D City y Radioactive, haciendo enloquecer al público que disfrutó del talento derrochado por los artistas, incluida Lorde, de quien se apresuraron a mostrar una sonriente imagen.

Con la breve aparición de Paul McCartney el reencuentro entre los dos únicos supervivientes de los Beatles no se hizo esperar más. Con una anfitriona de lujo para presentar la actuación conjunta de estos dos grandes, Julia Roberts dio paso al escenario a Paul McCartney y Ringo Starr en una de las actuaciones más emocionales de la velada.

Lejos de decaer la atención por el momento que los Grammys estaban brindando al mundo, Bruno Mars salió a escena para recoger su premio a Mejor Álbum Pop Vocal por Unorthodox Jukebox que no dudó en dedicar a su madre: “Sé que me estás viendo, espero que estés sonriendo. Te quiero”.

Las tiernas y gratas actuaciones de Kacey Musgraves, que saldrá de gira con Katy Perry en este 2014 a lo largo de Estados Unidos y Sara Bareilles a dúo con Carol King, que repitieron escenografía con Taylor Swift, se vieron confrontadas una vez más con la llegada de Metallica y el pianista chino Lang Lang que explotaron el recinto con su música rock a la vez que jugaron con las luces y sombras.

Fue este momento de la noche en el que la gala comenzaba a decir adiós cuando también salieron a escena los grandes vencedores de la noche, Daft Punk, acompañados de Pharrel y Stevie Wonder para interpretar la canción Get Lucky, la única canción que con solo audio en Youtube ha superado los 157 millones de visitas. Asimismo, fueron galardonados por unas presentadoras de lujo de la talla de Alicia Keys, Yoko Ono y Olivia Harrison con el gramófono dorado a Disco del Año y Mejor Álbum del Año por Random Access Memories.

Los Grammys parecieron cumplir la premisa de dejar lo mejor para el final, o al menos eso fue lo que ocurrió en cuanto a los más premiados de la noche, ya que pasadas las cinco de la madrugada en España, Macklemore & Ryan Lewis salieron a escena junto a la cantante Mery Lambert para cantar el sencillo Same Love, una canción que habla de la libertad sexual y que aprovecharon para que más de treinta parejas de distinto e igual género se casaran en directo. Tras el bonito a la vez que desconcertante momento vivido, y no solo porque Katy Perry fuera una de las agraciadas al conseguir hacerse con uno de los ramos de boda que quizás signifique un paso adelante en su relación con el músico John Mayer, Madonna salió a escena vestida de arriba debajo de blanco para interpretar un breve fragmento de Open Your Heart.

Justo antes del final de la gala, la organización de los Grammys quiso dar un reconocimiento al Mejor Educador Musical que fue a parar a manos de Kent Knappenberger y recordar a grandes iconos de la música que nos abandonaron en el pasado año. Un momento que caló en lo más profundo de los asistentes y que no se entendió que fuera seguido de la actuación de la banda rock Nine Inch Nials para dar cierre a la 56 edición de los Grammys. Fue así como entrada la noche americana los Premios Grammy se despiden hasta el año que viene, aunque una vez vista la calidad musical que ha despedido al 2013, está claro que la futura edición 57 tendrá graves dificultades no solo para elegir al ganador, sino simplemente para elegir a los nominados.

Fotos: Grammy.com