Después de películas como En lo más profundo y La huella del silencio, los americanos McGehee y Siegel han vuelto a colaborar en la que es su quinta película (y, posiblemente, la mejor que han hecho de momento). Esta película narra lo que vive Maisie (Onata Aprile), una niña de 6 años, cuando sus padres, una artista del rock (Julianne Moore) y un comerciante de arte (Steve Coogan), se divorcian; convirtiéndose dose ella en otro objeto por el que los padres luchan por quedarse. Ella recibirá más cariño de las parejas de sus padres (interpretadas por Alexander Skarsgård y Joanna Vanderham) que de ellos mismos; cambiando así los receptores del amor y el cariño de la niña.
Uno de los puntos fuertes de esta película es que no está contada de la misma forma que otras en las que el hijo sufre la separación de sus padres (un buen ejemplo sería Kramer contra Kramer, de Robert Benton). La diferencia de ésta es que, tal y como indica el título, no solo la pequeña Maisie es la protagonista de la película, sino que todo lo que vive se ve desde su punto de vista. De esta forma, al espectador le es mucho más fácil sentirse identificado con la hija y entender cómo se siente ésta.
Esta forma de presentar la historia también suaviza la dureza de la trama, pues ninguna separación es buena para los hijos, quienes, la mayoría de veces, acaban recibiendo más dolor (psicológico) que los padres. Pero, al verlo todo desde los ojos de la pequeña, su filtro de ingenuidad hace que todo parezca un poco menos desagradable de lo que es. Consigue de esta forma modernizar, y suavizar, la novela de Henry James en la que se basa la película.
El guion, en general, es bastante simple y sutil. Pero no deja de ser un trabajo inteligente y bien pensado. Los guionistas han tenido un buen ojo para añadir ternura e inocencia a las acciones del libro de James, tal y como lo vería la joven Maisie.
Una película que está bien, aunque sea una historia dura, el espectador lo pasa bien viendo cómo la pequeña recupera la felicidad gracias a las parejas de sus padres (eso provoca varias reflexiones de aquel que ve la película una vez ésta se ha acabado). Pero lo que se tiene que destacar más de esta cinta es el brillante trabajo de Onata Aprile, la pequeña niña. Si la película funciona bien, es principalmente gracias a ella, pues solo con mirar sus ojos el espectador ya sabe lo que siente e, incluso, lo que piensa.