Muchos habrán conocido a Dr. John a raíz de su aparición en The Last Waltz, la espléndida película que Martin Scorsese rodara del concierto de despedida de The Band. Allí el doctor, con la absoluta complicidad de Levon Helm, Richard Manuel, Rick Danko, Garth Hudson y Robbie Robertson, convertía la interpretación de su propio tema, Such A Night (no confundir con la canción homónima de Lincoln Chase que popularizó Elvis Presley), en uno de los momentos álgidos de un concierto inolvidable en su totalidad. Era un día de Acción de Gracias de 1976. Diez años atrás, sin embargo, Dr. John ni siquiera había nacido. Quien sí que lo había hecho 37 años antes era Malcom John Rebennack Jr., un pianista y guitarrista de estudio de Nueva Orleans. Al margen de su carrera como músico de sesión, Rebennack acariciaba un proyecto personal inspirado en la figura histórica de un sacerdote vudú llamado Doctor John Creaux. Así, le propuso a su amigo Ennie Baron, igualmente músico de estudio, así como vocalista de soul, que participara en su proyecto adoptando el papel de Doctor John Creaux, cosa que el mánager de Baron impidió desaconsejando a este acerca del proyecto de Rebennack de un modo tan taxativo como las palabras que siguen: “No te metas en ese rollo vudú”. En esas, Rebennack fue convencido por su percusionista para que él mismo asumiese el papel, lo que hizo finalmente a regañadientes, y huelga decir que, efectivamente, así nació Dr. John.

En 1967, Rebennack se encontraba en Los Ángeles grabando como músico de sesión para Sonny Bono y Cher, y a ellos debe agradecerse el que Rebennack pudiera materializar su proyecto, pues generosamente le cedieron parte del tiempo que habían reservado en los estudios Gold Star. Así, Rebennack, acreditado como Dr. John, The Night Tripper, y liderando a un grupo de músicos de Nueva Orleans, grabó Gris-Gris (1968). Pero, ¿qué es Gris-Gris? ¿de qué trataba el proyecto de Rebennack, al margen de ese personaje, de ese Dr. John? De una sola y única cosa: Nueva Orleans. Porque a partir de la invocación de este Dr. John, en Gris-Gris se destila la ciudad de Nueva Orleans de un modo rara vez hecho antes. Gris-Gris es acaso uno de los retratos musicales más fieles y ricos de la ciudad de Luisiana que jamás se hayan hecho. Un retrato en el que no cabe el tópico. No, en Gris-Gris no está la Nueva Orleans pintoresca de postal turística e impostada como parque temático del jazz, sino que la ciudad aparece en su esencia real, como ciudad mestiza, crisol interminable de culturas populares. Gris-Gris es el latir de las calles de la ciudad de Luisiana. De ahí que el disco sea una amalgama espesa de sonidos que van desde las bandas callejeras de desfile hasta los cánticos de los sacerdotes vudú, pasando por el blues, el funk, ritmos brasileños, cubanos, africanos y “un montón de cosas raras”, en palabras del propio Dr. John.

Lo primero que hace Dr. John es presentarse a sí mismo (“They call me Dr. John, known as The Night Tripper”) en el tema que abre el disco, Gris-Gris Gumbo Ya Ya. Así, asistimos a una ceremonia vudú oficiada por este misterioso Dr. John, quien afirma tener cura para todos nuestros males (“I got my medicine, to al your ills”), toda vez que nos adentramos en sonidos y ritmos empapados, sudorosos, oscuros y alucinados.

A esta tema le sigue Danse Kalinda Ba Doom, una danza ritual desenfrenada donde confluyen deliberadamente armonías y ritmos caribeños y africanos, mientras un coro canta obstinadamente las palabras que dan título al tema. En Mama Roux vuelve la voz de Dr. John, en un tema de clara raigambre funk que influiría en Sly Stone, pero sin perder el carácter africano en la percusión.

Crocker Courtbullion es otro tema instrumental, en el que se advierten ritmos y sonidos emparentados con la tradición brasileña y una inspiración de origen claramente selvático, como se aprecia en los sonidos imitativos de aves que aparecen hacia el final del tema. Jump Sturdy, en cambio, recoge la tradición de los espirituales con ese coro cantando el estribillo “Jump Sturdy was her name/She came out the swamps like a crazy fool”, sobre el sonido añejo de un banjo.

Cierra el disco I Walk On Guilded Splinters, un paseo nocturno de de casi ocho minutos en el que el sacerdote vudú Dr. John vuelve a hipnotizar a sus acólitos con sus cánticos vudús ("Je suis le Grand Zombie"). Cánticos que acaban perdiéndose entre susurros y sonidos animales, porque aquí termina Nueva Orleans, o más bien, aquí la dejamos nosotros.