A diferencias de otros años, el 61 Festival de San Sebastián baja el telón este sábado sin haber encontrado esa "gran obra" que despertase la ovación de los presentes y que, de paso, facilitase las cosas de cara a las apuestas por la Concha de Oro. Bien es cierto que a lo largo de esta semana intensa de cine han desfilado por las salas donostiarras títulos interesantes como Vivir es fácil con los ojos cerrados, Enemy, Pelo Malo, Caníbal o Le Week-end. Desafortundamente ninguna de ellas es esa joya cinematográfia esperada; tampoco lo fueron las otras tres cintas presentadas en la recta final del certamen: Condenados, de Atom Egoyan, For those who can tell no tales de Jasmila Zbanic, y La herida, de Fernando Franco.

El pasado jueves, el cineasta egipcio-canadiense Atom Egoyan presentaba sus credenciales para la Concha de Oro con Condenados, un drama protagonizado por dos oscarizadas estrellas del celuloide, Reese Witherspoon y Colin Firth (quien hace doblete en la sección oficial con The Railway Man). Los guionistas Paul Harris Boardman y Scott Derrickson recrean para el cine uno de los crímenes más mediáticos y documentados de los Estados Unidos: la historia de tres niños que fueron brutalmente asesinados en 1993 en West Memphis, Arkansas. Cuando la presión mediática hacía aguas entre el departamento de policía, éste encontró a los cabezas de turco perfectos, tres adolescentes amantes de la música heavy y el esoterismo. No obstante, ni la madre de una de las víctimas ni un investigador privado del caso creyeron que fueran ellos los responsables.

Ni Reese Witherspoon ni Colin Firth evitan el suspenso de Condenados

“Lo me interesaba es poner al espectador en el lugar de querer una resolución y no encontrarlo. Te lleva a un lugar único. Es un material muy interesante a nivel dramático”, destacaba en rueda de prensa el realizador de la notable El dulce provenir. Desafortunadamente, su intención de involucrar al espectador en esa pesadilla emocional no funcionó a la vista de las críticas negativas que el filme cosechó tras su paso por Donostia, donde palabras "telefilme" y "llana" le llovieron a lo largo del día.

En el mismo día y también basada en hechos reales aterrizaba en la sección oficial del Zinemaldia lo nuevo de Jasmila Zbanic, For those who can tell no tales. Con el conflicto de los Balcanes como un protagonista más, Zbanic teje un docudrama sobre la cruel historia de 200 mujeres que fueron violadas y asesinadas en un hotel de Visegrado (Bosnia). Pese a su previsible direccion, Zbanic acierta con su exploración, voz y distancia mostrada con la cámara. Un riesgo que podría haber logrado el beneplácito de la prensa especializada si no hubiese sido por su protagonista, Kym Vercoe, quien se llevó los peores calificativos de la jornada con su "cansina" e "irritante" encarnación. 

Jackman acapara todos los flashes de la octava jornada

Y llegó la última jornada de la sección oficial a concurso del 61 Festival de San Sebastián. La Herida, el estreno en el universo del largometraje del montador y cortometrajista Fernando Franco, fue la encargada de poner el punto y final a la competición. Escrita por el mismo Franco en colaboración con Enric Rufas, este drama con aires europeos relata la vida de Ana, una mujer de 28 años que se siente útil y satisfecha en su trabajo ayudando a otros, pero que fuera es incapaz de sentirse feliz y querida. La primera ópera prima en colarse en sección oficial en años se llevó una de las pocas grandes ovaciones que han resonado este año en San Sebastián. Buena parte de la culpa la tuvo Marian Álvarez, intérprete que sobrecogió y emocionó a los presentes con su sobresaliente encarnación de una persona con trastorno límite de la personalidad. Una de las apuestas más claras para la Concha de Plata a mejor actriz.

Si Marian Álvarez fue el nombre femenino de la jornada, Hugh Jackman se hizo con el masculino. "Me llevo el Premio Donostia en el corazón, como a esta ciudad; este día no lo olvidaré", afirmó emocionado anoche el ganador del segundo Premio Donostia de 2013, (Carmen Maura lo recibió el pasado domingo). El actor australiano horas antes había tenido tiempo de disfrutar de una cálida acogida por parte de los habitantes de la capital donostiarra, a la cual él respondió regalando sin cesar autógrafos y fotos; fuente de carima, simpatía y humildad que enamoró a San Sebastián.

Hugh Jackman, de 44 años, se ganó al público donostiarra con su carisma y simpatía

Con un Kursaal hasta arriba (las entradas para el acto se vendieron poco tiempo después de colgarse en Internet), Jackman, a sus 44 años, recogía un galardón que reconoce su exitosa y fructífera trayectoria delante de las cámaras. Precisamente de ella, y de lo que ha supuesto en su vida, no quiso olvidarse en su discurso de agradecimiento: "Cuando uno echa la vista atrás, y después de ver esas imágenes [hace referencia al vídeo que resume su carrera profesional] me parece increíble, me doy cuenta de la suerte que he tenido y con las personas con las que he trabajado, los directores, los actores: esto mío es como bailar, si tus compañeros de baile no son buenos tu no podrás bailar bien".

Uno de esos directores es el canadiense Denis Villeneuve, con el que trabaja en Prisioners (Prisioneros), cinta que se proyectó el pasado viernes en el certamen y que ha situado de nuevo a Jackman en el punto de mira de la próxima temporada de premios. Su interpretación de un padre cuya hija pequeña desaparece y decide buscar respuestas y aplicar justicia por su mano le ha valido todos los elogios de la prensa, que no duda en rebautizar al thriller como "una de las películas del año".

AGENDA: A las 8.30 horas, ceremonia de clausura y lectura del palmarés de la 61º Edición del Festival de San Sebastián a cargo del jurado oficial presidido por el realizador Todd Haynes; se podrá seguir en directo en la 2 de TVE. De momento, Zinemaldia ya tiene en su palmarés dos premios con dueños: el de la juventud para la holandesa Wolf, de Jim Taihuttu y el Premio Wuaki.tv del público, de la sección Perlas, para Like father, like son, del japonés Koreda.