La virtuosidad, efímera y bendita virtuosidad, se llama “rock”. Una cultura que traspasa fronteras, es intemporal y es un placer que pocos entienden. Aquellos que no están inmersos en dicha cultura pueden pensar que es solo ruido aderezado con un público beodo que mueve su melena al son de unos marcados acordes procedentes de una guitarra eléctrica.
No todo el rock trata de vociferar algo imposible de entender, romper el instrumental al final de un concierto o beber cerveza como si no hubiera un mañana, en todo caso, el concepto definido sería Heavy Metal. Una experiencia auditiva peculiar e inigualable cuyo objetivo es acabar saciado de música, alcohol, buena compañía y sensaciones memorables.
El rock no se queda ahí. Ha servido a lo largo de los años como vía de escape de la rabia contenida, como protesta proletaria, mural de sueños, cobijo de luces, cobijo de sombras, forma de vida y desgraciadamente, forma de muerte.
La droga, la muerte y el grunge han estado relacionados siempre, como un círculo vicioso, un triángulo de las Bermudas que hace desaparecer súbitamente a aquel que queda atrapado en sus redes, compuestas del tríodo heroína, depresión y sobredosis.
El grunge, ese subgénero del rock nacido en Seattle, se llevó por delante dos prometedoras carreras musicales.
Primeros años, raíces de decadencia
El rey del Seattle Sound, Kurt Cobain, fue la víctima por excelencia de una agitada vida cuyos buenos momentos se truncaron en la infancia. Lo mismo pasó con el cumpleañero Layne Staley. Ambos por la misma causa; una dramática separación de los padres que quedó secuela en sus hijos. El de Kirkland fue un niño ejemplar, interesado en las humanidades, sobre todo en el arte y la música pero desde el fatídico momento en el que su madre descubrió los chanchullos de su marido en el mundo de la droga y la mafia, Layne cambió por completo; su amor hacia su padre le llegó a trastornar y esperanzado, soñaba con una vuelta atrás, a esos buenos momentos.
El caso de Cobain es similar; una ruptura provocó grandes temores en el joven, que lejos de ser un erudito a la temprana edad de nueve años, se desinteresaba de sus estudios y del deporte. Se podía decir que era un chico “diferente”, bohemio y creativo. Las numerosas noches que pasaba en la sala de espera del hospital donde nació y debajo de un puente cercano a su casa configuraron una personalidad oscura que desembocó en un absoluto desastre. El de Aberdeen afirmaba el odio que profería hacia sus padres, Donald y Wendy, que, pronto se deshicieron de él, siendo sus tíos un esporádico apoyo. Ninguno de los dos tuvo grandes amistades, de hecho, Kurt se inventó un amigo imaginario llamado Boddah; presente sobre todo durante su infancia, aunque, según ciertos rumores, la supuesta carta que dejó antes de suicidarse iba dedicada a ese ente fantástico.
Layne cargó toda su vida con el lastre de la separación de sus padres. Aferrado a una batería, sobrellevaba el tema iniciándose en la escena musical de Seattle. Formó una pequeña banda, Sleaze, con la que descubrió que el manejo de las baquetas y los platillos no era su única virtud, su voz se convertiría en su instrumento más preciado.
Poco después fundó Alice N’ Chainz, que degeneraría en el aún actual Alice In Chains, con un nuevo amigo, Jerry Cantrell, quién sería, a la postre, su particular “Pepito Grillo” y mano derecha.
Por otro lado, Kurt, como ya hizo Layne, formó una pequeña banda, Feccal Matter, con Dale Crover – batería de Melvins - , Greg Hokanson y más tarde Buzz Osborne y Mike Dillard, con los que tuvo desavenencias que propiciaron la disolución del grupo. Paralelamente trabajó como limpiador en varios edificios de la ciudad e incluso quiso alistarse para la marina estadounidense, finalmente, conoció a Krist Novoselic, un joven seguidor de los Melvins que vivía a cinco minutos de su casa, muy cerca del puente bajo el que, en aquellos tiempos, dormía.
Juntos actuaban en el salón de belleza de la madre de Novoselic, pero Kurt aspiraba a algo más tangible, más “real”, de ahí que el chico rubio de tendencias depresivas y el gigantón Krist concibieran Nirvana, tras discutir, como era habitual, por el nombre de la flamante banda. La batería fue un constante quebradero de cabeza, muchos se sentaron a probar, pero ninguno era el adecuado para tocar unas notas cargadas de magia, oscuridad y temor. Chad Channing fue el elegido para ocupar un puesto en Nirvana. El proyecto ya estaba formado y no muy tarde despegaría con una potencia tan inimaginable que acabaría con su vocalista.
La oscura sombra del éxito. Bleach y Facelift. Parte I
Bleach (1988) fue su primer álbum, nombre procedente de un anuncio de lejía que Cobain vio mientras conducía. Las once canciones sirvieron al grupo para darse a conocer y mostrar una agria vida plasmada en unas partituras que, según el propio Kurt, fueron escritas la noche antes a la grabación.
Las críticas fueron, en general, bastante buenas, sin embargo, años después, “el rey del grunge” declararía que no sentía especial afecto por el álbum. Las letras de las canciones dejaban ya entrever la sucia rabia de su autor, expresaba a la perfección el odio hacia sus padres, hacia Seattle y hacia la sociedad materialista. About a Girl y Love Buzz han sido las más populares y las que más se han guardado en la memoria de los seguidores de Nirvana.
Chad Channing fue cesado de mutuo acuerdo y el problema en la batería volvía a ser el tópico. Interinamente, antiguos amigos de Kurt, especialmente los de su etapa con Fecal Matter ocuparon el puesto dejado por Chad.
"Creo que nunca había dicho esto, pero hubo momentos en que Kurt estaba bastante insatisfecho con la forma en la que yo tocaba la batería. Lo escuché muchas veces decir que pensaba que yo apestaba, pero nunca me lo dijo a mí. Si yo le preguntaba si quería que dejara la banda, él me decía que no", declaraba recientemente Dave Grohl, quien también ha revelado que no mantenía una estrecha relación con Krist y Kurt.
Dos años después del éxito de Bleach, Alice in Chains lanzaba su primer EP, titulado We Die Young, sin mucha aceptación por parte de un público que seguía encandilado con Nirvana. En ese mismo año, el grupo comandado por Layne Staley sacaba a la venta su primer álbum, Facelift (finales de 1990), que fue con rotundidad, un bombazo, mayor quizá que el primero de los de Cobain. En parte por la gira que hicieron como artistas invitados con Iggy Pop y Van Halen.
Fueron nominados a los Grammy aunque con poca suerte y llamados a hacer una nueva serie de conciertos por toda Europa con Dave Mustaine, líder de la banda Megadeth, para promocionar su cuarto álbum Rust in Peace. Alice in Chains se ganó el respeto del público “metal” al participar como teloneros de Anthrax, Slayer y el ya citado Megadeth. Un año más tarde, los de Staley grabaron su segunda reproducción extendida, Sap.
La sombra oscura del éxito. Nevermind, Jar of Flies y Mad Season. Parte II
Layne empezó a hacer uso frecuente de la heroína en su época de pleno apogeo, entre los estertores de Sap y el inicio de la grabación de su segundo álbum, Dirt (finales de 1992). Dirt tuvo un éxito apabullante, de hecho, se colocó en el sexto puesto en las listas de Billboard solo un mes después de su lanzamiento.
Las trece canciones mostraban de forma explícita los problemas de Staley con la heroína. Sumido en una profunda depresión y en un inicio de decadencia, el grupo hizo una gira con el excéntrico Ozzy Osbourne y Mike Inez, quien se convertiría en su nuevo bajista tras la marcha de Mike Starr. Algunas de las canciones más conocidas del grupo y que aún, en nuestros días, sonarían a aquellos que nacieron en la Generación X, serían: Theme Bones, Down In a Hole, Rooster, Angry Chair y Would?. Ésta última sirvió como aperitivo e introducción del álbum y como parte de la banda sonora de la película Singles de Cameron Crowe. Volvieron a hacer una gira por toda Europa, tres intensos meses que acabaron con la participación como grupo principal en el festival Lollapalooza celebrando en Chicago durante noventa días junto a otros grupos de rock alternativo.
Llegado ya el año 1994 se grabó, ya con Mike Inez, el tercer álbum de la banda originaria de Washington, Jar of Flies, que dejó memorables canciones como Nutshell. Una de las más sentidas y profundas composiciones que se convetirían en referente tiempo después en el MTV Unplugged. La gira de promoción fue cancelada debido a los problemas de Layne con la droga, un problema que se iba agravando con el tiempo, incluso algunos llegaron a sentenciar que su deterioro físico era tan palpable que el color de su piel tenía matices verdes. La heroína se estaba convirtiendo en la mejor compañera en su vida, una devastadora compañera que poco a poco acabaría con él, pero nunca con su voz.
A finales de ese año, Layne, totalmente dependiente del caballo y en sus inicios en el crack, dejó apartado su trabajo con Alice In Chains, y, desgraciadamente, todos los miembros tomaron rumbos musicales diferentes; unos actuaron con el incombustible Johnny Cash, otros simplemente se ligaron momentáneamente a otros grupos de la escena grunge de Seattle y Staley, a título personal, se unió a una pequeña banda de blues formada por Mike McCready, guitarrista de Pearl Jam, Barrett Martin drummer de los Screaming Trees y John B. Saunders, de los The Walkabouts.
Originariamente tocaron en tugurios urbanos como simple diversión y germen de lo que después sería una buena banda; su popularidad fue creciendo y formalizaron por fin una corta y exitosa trayectoria en el plantel rockero de Estados Unidos. Su primer álbum a la venta fue Above (1995), que tuvo una acogida excepcional sobre todo por la canción Wake Up. Se caracterizan todas ellas por ser de larga duración y tener un espíritu muy parecido al de Alice In Chains, una buena melodía pero una mejor voz.
Layne estaba cada día peor y parecía que la soledad y los estupefacientes le habían creado una especie de trastorno mental que le alejó de sus ex compañeros y del mundo en general, de hecho, Barrett Martín definió así su estado: "Layne Staley se sentía como si estuviera en una misión espiritual a través de su música. No en una misión de rock, sino en una misión espiritual."
Mad Season desaparecía poco después de que su hasta entonces líder se viera incapaz de seguir con dos grupos a la vez. Mark Lanegan, vocalista de Screaming Trees, intentó rehacer el proyecto que se había convertido en un super ventas pero la situación de muchos de los componentes de la banda, obligó a disolver lo que hubiera sido un grupo histórico.
Tres años antes del gran éxito que Alice In Chains tuvo con su mejor álbum, Jar of Flies, nadie era consciente de que tres chavales de pueblo llegarían a ser considerados el mejor grupo del rock desde la creación del género. Tres chavales que solo querían cantar, evadirse, sin ser estrellas de la música, sin sobresalir, simplemente, hacer lo que más les gustaba, tocar unas cuerdas, baquear unos platillos y hacer headbanging al son de Nevermind, un clásico que fue, es y será reconocido por todos los oyentes de buena música, sea cual sea su estilo preferido.
El extraño trío que tanto gustaba a las chicas pronto se convertiría, gracias al productor Butch Vig y a la discográfica DCG Récords de Los Ángeles, en el álbum más laureado de la historia de la música contemporánea. Una explosión de sentimientos de tres jóvenes que nunca fueron conscientes de su creación y de como habían calado en la sociedad.
Come as you are, Smells like teen spirit, Polly, Something in the way, Lithium, In Bloom, Drain You… Trece canciones verdaderamente inexplicables que transportan a lugares lejanos e incluso proporcionan un placer que ningún otro álbum podrá hacerlo jamás, todo ello sin saber la repercusión que supondría.
Smells like teen spirit suposo un cambio en el modo de hacer música, su melodía, su videoclip y su naturalidad contagiaron al mundo entero. Chicos y chicas bailando de manera inusual, Kurt tocando la guitarra encorvado, vagando entre la gente con un camiseta a rayas verdes, Grohl moviendo incesantemente su larga pelambrera, gente saltando por los aires, animadoras agitando sus pompones, una inyección de energía televisada por primera vez por la MTV.
Un trabajo realmente maravilloso que tuvo su buena cara pero también una mala, muy mala, provocada por la repentina popularidad que obtuvieron a raíz de Nevermind. Batió récords de ventas en todo el mundo, destronando al Rey del Pop, Michael Jackson. Hicieron una gira con Pearl Jam y con Red Hot Chili Peppers por Estados Unidos y más tarde ellos solos por Japón y Australia, cancelando muchas de las citas que tenían por problemas con la voz de Kurt.
Después de su gira por el Pacífico, la idolatrada imagen del grunge se casaba con Courtney Love, una cantante que estaba comenzando a ser conocida. Como se suele decir, se casaron “de penalti”, al saber que pronto nacería su hija, a la que llamarían Frances Bean. Hawai fue el lugar escogido para celebrar el enlace, un enlace que les uniría no por mucho tiempo. Una pareja en la que nunca hubo amor propiamente dicho, quizá intereses por parte de la vocalista de Hole por llegar al estrellato por una vía más rápida.
Sus problemas con la heroína llegaron en las giras promocionales de Nevermind, fechas que coinciden con los primeros contactos de Kurt con Love. Según él, el principal motivo por el que consumía heroína fue por sus dolores crónicos de estómago producidos muy posiblemente por una escoliosis que tuvo de niño.
La sombra oscura del éxito. In Utero y Alice In Chains. Parte III
En el 1993, con la ya sabida adicción de Kurt por la heroína, se grabaría el tercer álbum, In Utero, un LP diferente a todos los demás y el que, finalmente, tuvo menor repercusión. Notas coloristas, matices depresivos y angustiosos que denotaban que su autor estaba perdiendo los estribos con un peliagudo tema como es la droga.
Pat Smear fue contratado como segundo guitarrista en las giras promocionales de In Utero que tuvieron una recepción poco calurosa, o al menos, mucho menor que las de Bleach y Nevermind aunque algunas de sus canciones son realmente magníficas como All Apologies, Pennyroyal Tea, Dumb, Rape Me, Heath Shaped-Box…
Ese mismo año, como también se hizo con Alice In Chains, se grabó el MTV Unplugged en el que Kurt versionó canciones de Meat Puppets, Vaselines y David Bowie además de las suyas propias en una noche en la que los fans de Nirvana descubrieron al grupo al natural, en un ambiente tenue e iluminado por velas, semejante a una sala fúnebre. Los cuatro se mostraron muy cercanos a su público, sobre todo Kurt, quien hablaba con ellos en determinados momentos o paraba el concierto para fumar un cigarrillo en directo mientras dialogaba, entre risas, con el personal asistente al Unplugged. El mal estado de Kurt se notaba aunque no tanto como el de su compañero Layne Staley.
En 1995, un año más tarde de que Cobain pereciese, Alice in Chains se reagrupaba después de una temporada de descanso pese a las reticencias de Layne de volver a cantar. Grabaron su tercer álbum bajo el nombre Alice In Chains aunque se barajaron otros como Tripod, con el que el vocalista de Kirkland estuvo obsesionado durante largo tiempo.
Tampoco se hizo gira promocional. No se supo el porqué hasta que su mano derecha, Jerry Cantrell, dio a saber al mundo el delicado estado de Layne: "Es muy frustrante, pero estamos juntos en esto. Nos mantuvimos así en los buenos momentos, y nos mantendremos juntos en los tiempos difíciles. Nunca nos hemos apuñalado entre sí por atrás ni hemos hecho ese tipo de mierda que se ve muy a menudo".
En el 1996, el grupo ofreció su última aparición con Staley en el MTV Unplugged. Su aspecto era horrible; había perdido mucho peso, vestía todo de negro, con unas gafas de sol y el pelo despeinado pero su voz seguía intacta, esa cometa que vuela impenetrable y que nunca se rasga ante los contratiempos y los obstáculos que tuvo en el camino, su camino.
Un precioso concierto con una ambientación muy similar a la que Nirvana eligió años antes y en la que los enfervorizados seguidores de Alice In Chains ya se esperaron lo peor. Meses después, su ex novia Demri, una fracasada modelo, murió a causa de las drogas. Su incierto futuro le iba a deparar un final igual, incluso más doloroso unos años más tarde. Se dio cuenta de su enorme adicción y de lo que le esperaría si no frenaba aquella quimera llamada heroína; una fortísima depresión destruyo su carrera musical definitivamente: "Las drogas habían trabajado para mí durante años y ahora se están volviendo contra mí, ahora estoy caminando a través del infierno".
Estertores de una vida. Momentos finales. Parte I
"Sé que estoy a punto de morir, por lo que me hicieron el crack y la heroína durante años. Nunca quise acabar con mi vida de esta manera", una afirmación de boca del propio Layne que resume a la perfección la última etapa de su vida, unos últimos dos, tres o hasta cuatro años en los que no quiso ser visitado ni visto con familia y amigos. Recluido como un enajenado mental en su propio piso, dando rienda suelta a tres de sus pasiones, la droga, el anime y el arte. Cuando salía lo hacía camuflado, disfrazado para que nadie pudiera ver en el pésimo estado en el que se encontraba. Su relación con Cantrell empeoró, al igual que con el resto del grupo. Mark Lanegan, antiguo amigo y colaborador de Mad Season, se mudó a vivir con él, forjaron una gran amistad en la que la heroína seguía siendo el centro de sus vidas.
Poco más se sabe de los años anteriores a su muerte.
La historia última de Kurt fue muy diferente, agitada y muy sentida hasta los momentos anteriores de reunirse con su venerado John Lennon. Courtney le obligó a ir a un centro de desintoxicación en la clínica Éxodus de Los Ángeles con Duff McKagan, ex bajista del grupo rival Guns N`Roses, pero su negativa hacia la rehabilitación hizo que escapara de nuevo a Seattle. Cobain se refugió en el motel Marco Polo de la Avenida Aurora, una larga vía de entrada a la ciudad del grunge que se caracterizaba por la concentración de drogadictos, prostitutas y borrachos.
Kurt no digirió bien el prematuro éxito y su matrimonio con Love, movida siempre por la codicia, acabó con su alma libre que nunca buscó vivir en una mansión como en la que vivía. Su consumo de heroína se disparó en sus últimos tres días de vida, 500 dólares diarios, de hecho, su adicción era tal que empezaban las comidas por un postre para saciar las ganas de azúcar que produce esa droga. La gente que le vio las horas previas a su muerte coincidió en que Kurt estaba muy normal, animado, como él solía ser con los que le rodeaban.
Estertores de una vida. El sentido adiós. Parte II
Misteriosamente, Kurt desapareció de las calles de Seattle, y, según el informe oficial, en el invernadero de su propia casa se atiborró a heroína y justo después, con una escopeta que compró antes de ir a Los Ángeles, acabó con su vida, y con la vida de millones de seguidores que vivían por él, por su música, por Nirvana.
El investigador privado contratado por su mujer no le encontró tras rastrear toda la casa. Olvidó buscar en el invernadero dónde Kurt yacía con un disparo. Fueron dos días después cuando, un electricista que se encontraba instalando unas luces de seguridad en la mansión de los Cobain, le encontró tirado, boca arriba, con su arma en el regazo, sin vida.
Tras su defunción, Kurt se convirtió en un mito y fue elevado a categorías espirituales. Su suicidio causó tal impacto en el mundo, había calado tan hondo en las vidas de las personas, que el mismo día en que se anunció la fatal noticia, más de 100 seguidores de Nirvana tomaron el mismo camino que su ídolo.
Layne tuvo un sino parecido, el 5 de abril de 2002 ingirió speedball, una mezcla de cocaína y heroína que supuso una bomba que detonó en el interior del prolífico rockero. Su cuerpo, en avanzado estado de descomposición, fue encontrado dos semanas después entre latas de cerveza, cocaína y pinturas para lienzos. Llevaba años sin ser visto, sin prácticamente salir de casa, el mundo se empezó a olvidar del “príncipe” del grunge. No cabía ninguna sombra de duda que las drogas fueron las asesinas.
Dos chicos, Kurt Donald Cobain y Layne Thomas Staley, cuyo infierno – como bien decía Mickey Rourke en Sin City – fue vivir día a día sin encontrar el sentido de su existencia. Una fractura del bloque familiar que supuso una agria y continua tormenta en la vida de ambos, unas carreras exitosas y muy, muy parecidas. Jóvenes solitarios a los que la sociedad les había tratado de forma injusta, que buscaron acogida en sitios equivocados, que desde pequeños supieron como era el olor de la marihuana, el estado depresivo que confiere la heroína y la satisfacción al ponerse en manos de una batería.
Kurt, el instaurador de una nueva forma de ver la música, padre del grunge e ídolo de una generación, desapareció pronto, tanto, que el autor de este homenaje no había nacido aún y no pudo deleitarse con su voz hasta que una imitación del Come as you are hecha por Ramoncín llegó a su correo, ya iniciada la adolescencia. Un hombre que transmite empatía, cariño y admiración
Un tributo a dos grandes cantantes que, a mi parecer, no han sido bien correspondidos. dos de los músicos que tendrían que aparecer en los librillos de música que estudian los chavales de instituto, y que con un simple recuerdo o mención esporádica son premiados allá donde ahora se encuentren.
Cinco de abril, fecha para recordar y para poder decir bien alto el orgullo que sentimos de ser seguidores, amantes e ídolos de dos hombres que dejaron huella en nuestras vidas y que, pese a la disección anterior, muchos seguirán sin entender lo agradecidos que les estamos. Simplemente, felicidades por tu 46 cumpleaños Layne y gracias por todo.
Fotos: societylo.com, lastfm.es, taringa.net y musicfeeds.com.au