Pacific Rim básicamente ofrece lo que promete desde el principio, no engaña a nadie, así que la mayoría de los que acudan a ver el film seducidos por el trailer no saldrán decepcionados. En dos horas de película se disfrutan de explosiones, grandes batallas, robots de dimensiones siderales, extraterrestres destructores con muy mala leche y todo ello sazonado con grandes dosis de efectos especiales y un gran espectáculo visual digno de ser visto en una pantalla cuanto más grande mejor.

Una pequeña trama sin reventar el argumento sería la siguiente: la película empieza con un magnífico prólogo en la que sitúa al espectador toda la historia y los hechos previos que han desencadenado en una cruenta y larga lucha por la salvación del planeta. Posteriormente presenta al personaje principal, un piloto (Charlie Hunnam) encargado de dirigir a una de estos potentes robots (Jaegers) junto a su hermano, a partir de ahí se explica como se dirigen estos robots y como lo tienen que controlar dos personas produciéndose una conexión neuronal entre ellos, básicamente el cerebro del primero se introduce en el segundo y viceversa, compartiendo todos los recuerdos y alcanzando una química perfecta para intentar luchar contra los extraterrestres (Kaiju). Algo ocurre y este héroe tiene que abandonar pero pasados 5 años es requerido para volver ya que él y una prometedora pero inexperta alumna (Rinko Kikuchi) son los únicos candidatos para intentar terminar con una raza que amenaza con destruir el planeta entero.

Guillermo del Toro en esta película hace una homenaje a las películas japonesas de monstruos gigantescos, al más puro estilo Godzilla, además se percibe su amor por este género ya que cuida al detalle cada plano. Por si esto fuera poco crea a la vez una de las películas de robots más espectaculares de los últimos años ayudado por un avasallador componente visual en forma de espectaculares y precisos efectos especiales.

Además intenta dar a la película un toque oriental, situando gran parte de la película en el territorio del Sol naciente, homenajeando a las películas de este género de ese país. Además consigue mezclar dos mundos, el de los robots, más propio del cine americano, con el de los monstruos gigantes más propios del país nipón. Una unión lograda a la perfección dando además a las ciudades un ambiente cuasi post apocalíptico muy logrado.

El director además intenta añadir a cuentagotas alguna pincelada humorística no siempre acertada, que a veces puede terminar por provocar rechazo en el espectador. Otras simplemente utiliza algún recurso que no tiene nada que ver en la trama y el espectador queda totalmente confundido. Pero unas y otras son recursos introducidos en la historia, a veces como una  pausa, incluso reflexiva, (sustituyendo a un fundido a negro cuando ocurren en medio de una monumental batalla).

Por último, hay que mencionar el trocito de nuestro país que aparece en esta película, protagonizado por Santiago Segura, aunque sea una aparición bastante breve, es siempre agradable ver a uno de los actores más carismáticos y pintorescos de nuestro cine. En la película, aunque tiene una aparición testimonial, se reconoce su porte y su humor socarrón desde su primera aparición en pantalla.

La parte positiva es que es prácticamente imposible aburrirse (sobre todo los amantes de este género) durante las más de dos horas de film, ya que prácticamente en cada escena hay algo que atrapa, no siempre tienen que ser las batallas siderales, a veces es algo referente a componente humano, parte que tampoco olvida de tratar Del Toro en esta película por mucha ciencia ficción y efectos especiales que la rodeen.

La parte negativa de Pacific Rim es que lo que va sucediendo a lo largo de la misma se vuelve bastante previsible, por lo que es difícil sorprenderse a lo largo del desarrollo de la narración. No obstante es algo bastante usual en las películas de acción y ciencia ficción por lo que permite disfrutar la película de igual modo.  

En definitiva, robots gigantes contra monstruos alienígenas, un plan que no pinta nada mal para sentarse sin demasiadas pretensiones delante de una pantalla de cine, entretenimiento asegurado gracias a Guillermo del Toro y un buen reparto. Un consejo final: hay un gag durante los títulos de crédito, por tanto se aconseja no levantarse de la butaca después de que empiecen los mismos.