Haneke siempre se ha caracterizado por intentar inquietar al espectador y provocarle una angustia cuanto mayor mejor, salpicada de grandes dosis de cine social como en Cache o Código Desconocido entre otras. En esta película hace una autocrítica de la violencia y del sadismo que existe en la sociedad actual y para ello intenta dar al público unas elevadas dosis de lo que el director austriaco quiere criticar. Haneke explica que su intención consiste en que si una persona no le gusta lo que ve, debería levantarse de la sala e irse, o en su defecto apagar la televisión. Pero la realidad es que si alguien ve la película y la critica para Haneke es un hipócrita porque al fin y al cabo su morbo y curiosidad ha provocado que vea la totalidad del film magistralmente llevado a cabo por el austriaco.

Funny Games no es una película al uso, no es una historia de suspense psicológico de las que el público está acostumbrado a ver y por todo esto sorprende, es una película diferente con elementos que pocas veces se habían usado antes y por ello tiene gran acogida por los amantes del cine. Además Haneke deja muy claro que en esta película el director es él y está arriba en la pirámide de mando y es desde ahí desde donde juega a ser una especie de semidios para juguetear con sus personajes como le apetece.

Otro elemento importantísimo en esta película es la inteligencia de la que dota a los psicópatas, algo que no estamos muy acostumbrados a ver porque normalmente estos personajes se caracterizan por ser unos patanes, torpes y descuidados en los que al final algún fallo provoca que su plan quede desarticulado y terminen con un final desagradable para ellos. Haneke en cambio cree que el antagonista debe tener igual o más inteligencia que el protagonista porque todo esto provoca que el espectador no se aburra y no dé nada por supuesto y de esta forma impacta en la diana de crítica y público. Además los psicópatas son personas burguesas, ricas, de familia acomodada que matan por diversión u aburrimiento y esto es un elemento diferenciador del resto de películas de este tipo donde los asesinos son personajes provenientes de familias desestructuradas o problemáticas que provocan que sus hijos hayan tenido una vida difícil y esto acabe desembocando en una espiral de violencia y sadismo e animadversión contra el mundo en general.

Más que destacable es el reparto de actores que para la mayoría del público supera con creces a los usados en el remake americano del mismo director, sobre todo en los dos actores que se meten dentro de la piel de los psicópatas que aparecen en este film (Arno Frisch y Frank Giering). Este dúo consigue aterrorizar al público sin necesidad de elementos paranormales, simplemente representan la crueldad y el sinsentido que a veces inunda a la raza humana, es decir, la realidad en su versión más dura.

Un elemento muy importante de esta gran película es la “rotura de la cuarta pared” que consiste en que los personajes de la película dialogan con el público para hacerles partícipes de sus macabros planes y de una forma muy sutil en cómplices, esto es un aspecto que Haneke consigue de una forma tan natural como magistral. Además la primera rotura de la cuarta pared es tan sumamente simple como un guiño de ojo del actor a los espectadores, esto provoca confusión y comentarios porque el público no está acostumbrado a este tipo de elementos en el cine. No obstante la rotura de la cuarta pared se había llevado a cabo anteriormente en el cine como en La rosa púrpura del Cairo del genial Woody Allen.

Es importante analizar el uso de fuera de campo que utiliza Haneke en esta película, varios elementos importantes de la misma ocurren en fuera de campo lo que aumenta el suspense y el desasosiego del espectador al no saber a ciencia cierta lo que ha ocurrido en la historia hasta que el director decide mostrarlo. Para aumentar este suspense Haneke también utiliza unos largos planos, a veces de tipo secuencia y otras veces simplemente deja la cámara inmóvil en un plano para ver como los personajes de la película sufren física y psicológicamente, provocando desesperación y angustia en niveles muy altos en los espectadores

La finalidad de Haneke en este film es educar al espectador y denunciar la violencia, aunque gran aparte del público quizás no llegue a captar estos elementos educadores y críticos que expone Haneke a lo largo de todo el metraje. Esto puede venir dado porque este público viene totalmente sorprendido con la escena del mando a distancia, llegándose a sentir incluso frustrados y engañados, pero la realidad es que la finalidad es otra y ese conjunto de acciones y planos dan lugar a una película totalmente crítica con lo que el propio Haneke nos muestra durante toda su película.

Por último comentar que a muchas personas el remake americano podría parecerles superfluo pero la realidad es que es muy necesario. El motivo es que el público general, aun más el americano, es reticente a ver cine que no venga del pomposo mundo de Hollywood. Por esto Haneke intentó que su trabajo llegará al mayor número de espectadores posibles realizando un remake plano a plano, además el conocimiento de este remake provocó que muchos espectadores decidieran ver la película original al sentirse atrapados por la historia que nos cuenta Haneke en este film

En definitiva, película más que recomendable para todos los amantes del cine, una película que todo espectador debería ver como el resto de las películas consideradas de culto, ya que lo que puede llegar a provocar esta película y todas las emociones que suscita no es tan fácil de encontrar en los últimos años del cine creado por otros grandes directores del celuloide.