El fin de semana del 10 al 12 de mayo fue la gota que colmó el vaso. Tan solo 486.000 espectadores acudieron a las salas españolas. Aunque el panorama ha maquillado superficialmente su aspecto gracias a un ligero aumento de la recaudación en las últimas semanas, la tónica sigue siendo la misma: agonizante. Los cines no despiertan de la pesadilla. Para muchos, el causante de todo mal lo tiene el precio de las entradas, que en España ronda los 7,2 euros, llegando en algunos puntos del país a superar ampliamente los 8 euros (ni digamos si hablamos de películas en 3D donde el coste se eleva en dos o incluso tres euros). La decisión del ejecutivo español de aumentar el pasado mes de septiembre el IVA cultural del 8% al 21% sentenció a un sector que no levanta cabeza y que pide a gritos un cambio.

En esta ocasión, el amago de transformación llega desde la plataforma líder en este campo, Change.org. A través de esta página, Xavier Cruzado, realizador audiovisual, ha querido materializar las plegarias de sus compañeros de profesión y de los espectadores españoles. ¿Cómo? Poniendo en marcha una campaña popular para presentar en el Congreso de los Diputados una propuesta para reducir el IVA cultural del 21% al 4%. Según sus palabras, la industria cultural genera en España más de 500.000 empleos y supone el 4% del PIB. Además, recuerda que la subida del IVA cultural ataca directamente lo establecido en el artículo 44.1. de la Constitución Española: “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”.

Avalada por estos argumentos de peso, y bajo el lema "La cultura no es un artículo de lujo. Por la aplicación del IVA al 4% para la cultura", la iniciativa deberá reunir más de 500.000 firmas si quiere llegar hasta las escaleras de la cámara de representantes. Por ahora lleva más de 80.000 y su popularidad se está extendiendo como la pólvora. Y es que la voluntad de los españoles de apoyar a la industria cinematográfica está ahí. Lo único que piden a cambio es que sus deseos no se vuelvan prohibitivos y el cine deje de entenderse como "artículo de lujo".

Change deberá reunir 500.000 firmas si quiere llegar al Congreso. Llevan 80.000

Su puesta en marcha coincide con los últimos datos desprendidos del informe anual del Observatorio Audiovisual Europeo, dependiente de la Unión Europea, y que como cada año analiza la situación del sector cinematográfico del viejo continente. Aunque en el cómputo global de 2012 se registró un 2,2% menos de venta de entradas, este descenso se sintió especialmente en los países de la Europa mediterránea, curiosamente los paises que más acusan la crisis económica. Así, España ocupa el quinto puesto de países con mayores pérdidas en lo que a número de espectadores se refiere, concretamente un 4,8% menos que el año anterior.  Solo por delante: Portugal (-12,1 %), Italia (-9,9 %), Grecia (-6,7 %) y Francia (-6.3 %).

El hombre de acero no puede evitar el descenso

La caída de afluencia de espectadores en las salas no deja de agudizarse en nuestro país. En abril ya se vivió momentos de auténtico terror cuando la taquilla del 19 al 21 de abril registró el peor dato de facturación de la historia española: 499.000 espectadores. Pero lejos de mejorarse, la situación se complica por momentos. Mayo comenzó con una pequeña mejoría, unos 564.000 espectadores, pero pronto se tornó en el peor dato vivido hasta la fecha, 486.000 espectadores (del 17 al 19 de mayo). Ni taquillazos como Iron Man 3 o El Gran Gatsby, estrenados por esa fecha, han podido rescatar a la industria española del agujero negro. Y los exhibidores se preguntan qué más pueden hacer.

El fin de semana del 17 al 19 de mayo tan solo 486.000 espectadores acudieron a los cines

Es por ello que el pasado jueves, exhibidores y distribuidoras españolas se reunieron para poner sobre la mesa los problemas y las posibles soluciones. Una de las posibilidades que se barajó fue precisamente la más reclamada por los usuarios: la bajada del precio de las entradas. “No somos nadie sin los espectadores. La crisis de consumo generalizado y la brutal subida del IVA ha contribuido a alejar a la gente de las salas, que se ha echado en los brazos de la piratería, más cuando el Gobierno no parece tener ninguna intención de regularla, pero la realidad es que debemos de buscar soluciones y una de ellas pasa por bajar el precio de las entradas al cine”, destacó Felipe Ortiz, responsable de la distribuidora TriPictures, en declaraciones emitidas por El País.

Recordar que la subida que ha experimentado en los últimos meses el precio de la entrada en España la ha situado en el top 10 de las más caras, donde se encuentran otros países europeos como Alemania, Noruega, Finlandia o Suecia (el país más caro en este servicio). No obstante, el nivel de vida (y los sueldos) de estos países es mucho más elevado que el nuestro, por tanto, es completamente desequilibrado comparar nuestra situación con la de ellos.

Adiós salas, adiós

Otra de las caras amargas de la crisis del sector la viven las salas de cine. El pasado mes de abril, la productora, distribuidora y exhibidora más importante de nuestro país, Alta Films, anunciaba su adiós tras meses luchando contra los números rojos. Una de las más afectadas por su decisión fueron las 200 salas de proyección que la compañía de Enrique González Macho tiene por toda España. Pese a que la intención del presidente de la Academia de Cine Español es mantener los cines Princesa, Renoir Plaza de España y Renoir Retiro, de Madrid, el resto de salas, entre ellas, Renoir Floridablanca de Barcelona, Renoir Guadalajara, Roxy de Madrid y Renoir Tenerife, están al borde del cierre. Su hermano de Majadahonda vivió su final hace más de un mes.

Pero como la de Majadahonda, otros muchas salas están en peligro de extinción. La última en anunciar su cierre ha sido el cine Urgel, el más grande de Barcelona (1832 localidades). Según ha informado La Vanguardia, su propietario Grup Balañá se ha visto obligado a tomar esta decisión tras la drástica bajada de espectadores, una decisión que conlleva que las salas más emblemáticas de la Ciudad Condal no puedan celebrar su 50 aniversario. Otras que van por el mismo camino: los madrileño Roxy B y el cine Paz.