Dicen que las buenas historias no comienzan con una ensalada o con una manzana, sino que lo hacen con una cerveza, así que una historia que comienza en un bar, tiene que ser mejor. La historia de este lunes comienza en el centro de la península, en Madrid y por puntualizar más, en el barrio de la “La Latina” donde tiempo atrás se encontraba un bar llamado La Mandrágora.
Bajo este nombre -quizás porque fue ahí donde se grabaron los tracks en directo que componen el disco- se esconden trece temas, de tres de los cantautores más reconocidos del panorama musical español: Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez acompañados a la guitarra por Antonio Sánchez. Estas trece canciones de la discográfica CBS son piezas críticas, satíricas y vanguardistas –a su modo- que se grabaron en 1981 en el más riguroso directo que el castizo bar permitía.
La grabación con sonido ambiente de los ochenta, hace que no solo sea un disco repleto de temas entrañables sino que nos obliga a pensar mientras lo escuchamos y nos hace darnos cuenta de que estamos ante una joyita de la música española.
De la burlona voz de Javier Kranhe, destacamos canciones como Un burdo rumor o Marieta, que nos dejan en la piel la sensación de la libertad que por fin, tras tantos años de oscuridad, se estaba empezando a abrir paso en España ayudada por los artistas y personas de letras que se permitían y atrevían a hacer canciones sobre el tamaño de su propio falo.
Una de las curiosidades de este disco, es la canción Pongamos que hablo de Madrid de Joaquín Sabina. Esta es de las pocas canciones que no muestran un tono jocoso y que como dice un Sabina con una voz suave y todavía desconocido por el gran público, al comienzo de la grabación “esta es la historia de amor y odio con una ciudad”. Esta canción se ha convertido poco a poco en uno de los grandes clásicos del cantautor del bombín.
A pesar de que la unión da buenos resultados, muestra de ello es que a día de hoy todavía se sigue hablando del disco, no vuelven a juntarse. Pérez es el primero en irse y aunque Javier Krahe y Sabina continúan compartiendo escenario durante algún tiempo, al final acaban emprendiendo exitosas carreras en solitario.