En Cannes, como la vida misma, es una auténtica ruleta. Cuando todo parecía indicar que el trono de favorito ya tenía dueño, Asghar Farhadi con Le Passe, la crítica no ha tardado ni 24 horas en desviar su atención hacia otro título: Like father, like son, de Hirokazu Kore-eda. La cuarta participación en la Croisette del cineasta japonés encandila a la crítica en una jornada donde la otra cinta en competición, Jimmy P, de Arnaud Desplechin, ha pasado bastante desapercibida.
¿Qué significa ser padre? Con esta profunda reflexión sobre la naturaleza de la paternidad, el japonés Hirokazu Kore-eda se ha metido en el bolsillo a la prensa especializada, encabezando las apuestas que le hacen acariciar, de momento, la preciada Palma de Oro. Like father, like son retrata la vida de una pareja acomodada que descubre que su hijo de seis años no es su hijo biológico, el cual fue intercambiado al nacer y criado por una familia modesta. En los extremos, dos padres con valores y principios totalmente contrapuestos: por un lado, el cabeza de familia obsesionado con su trabajo que cree que la educación se basa en cubrir de objetos materiales a su hijo y enseñarle que por encima de todo está la ambición y el desarrollo profesional; por el otro, un padre que no cuenta con medios para ofrecer a su hijo todos los caprichos que le pide pero que centra su relación en amor y afecto.
Kore-eda reflexiona: "¿Compartir sangre y ADN convierte a un hombre en padre?
“Soy padre de una hija de cinco años, y una posible pregunta es si el compartir sangre y ADN convierte a un hombre en padre”, reflexiona Kore-eda, quien continúa uno de los hilos argumentales que no ha dejado de explorar desde el comienzo en su filmografía, allá por 1995 con Maborosi: la familia. “Es el único tema repetido en mis películas. Me sigue interesando el tema, y además siento que tras ser padre no ha cambiado mi opinión. Seguiré con ella, porque creo que da mucho juego", reconoció en la rueda de prensa que ofreció poco después de proyectar su película en la riviera francesa.
La cinta está protagonizada por uno de los actores y cantantes más conocido de la industria nipona, Masaharu Fukuyama, quien pese a no ser padre no tuvo problemas para dar forma a su personaje, según confesó él mismo esta mañana ante la prensa. "Hirokazu Kore-Eda me explicó que se trataba de la historia de un hombre que aprende a ser padre, de modo que fue así como enfoqué mi personaje. El tema de la película plantea que, al igual que los niños, los adultos crecen".
El psicoanálisis no convence
Rodada en inglés y con los escenarios naturales de Detroit (Michigan), Jimmy P es una película que navega en la mente de su director desde hace más de dos décadas. "Entré a una librería y con solo ver el título me dije que había sido escrito para mí. Lo que me gusta de Devereux es que democratizó el psicoanálisis, lo llevó a las reservas indias", destacó Desplechin esta mañana en Cannes. A diferencia de su otra compañera de jornada, esta producción francoamericana no ha despertado la simpatía de la crítica cuyo punto débil es, según la prensa especializada, la lentitud de un guión muy "teatral".
Un certain regard
Como todos los días, al margen de los grandes flashes que congregan los equipos que presentan película en sección oficial a competición, hoy se ha estrenado dos nuevas producciones en la alternativa Un certain regard. El primero de ellos llega de la mano de la directora china Flora Lau. Tras probar suerte en el mundo del cortometraje con 12:30 (2008) y Dry Rain (2009), salta al mundo del largometraje con Bends, una historia de amor imposible entre la esposa de un hombre millonario y su chófer. "Hong Kong también está marcada por esta dualidad y quería dibujar el retrato de esta ciudad que representa la decadencia para unos y la esperanza para otros. He querido escribir una historia auténtica con personajes que me ofrecieran la oportunidad de explorar las diferentes capas de esta sociedad", destacó la realizadora.
Por otro lado, Rebecca Zlotowski reúne en pantalla a dos de las jóvenes promesas del cine francés: Tahar Rahim (quien presentó ayer Le Passé) y Léa Seydour para plasmar una bella historia de amor con uno de los transfondos menos románticos y vistos del celuloide: una peligrosa central nuclear.