Mucho ha cambiado desde que hace 12 años apareciera en las salas de medio mundo la primera entrega de A todo gas, una producción sobre las carreras ilegales en Los Ángeles en las que un joven agente de la ley (Paul Walker) se infiltraba para capturar al cabecilla (Vin Diesel) de una banda de ladrones motorizados. Han pasado muchos años, muchas aventuras en multitud de escenarios repartidos por el mundo. Sin embargo, el grupo, con sus más y sus menos, ha conseguido mantenerse como parte de una familia.

La película comienza justo donde acaba Fast Five, con el equipo desperdigado y Brian y Dom haciendo carreras por un paraje insuperable. Aunque en esta ocasión la carrera no es por ver cuál de los dos es más rápido, sino para ver si Brian puede llegar a tiempo al hospital antes de que Mia (Jordana Brewster) de a luz. En un momento tan idílico Brian decide que ya es hora de dejar a tras su pasado y ponerse la pegatina en el coche de "Papá no corras". Pero Fast and Furious no es una saga de comedia romántica para toda la familia, así que esta nueva vida dura hasta que llegan los créditos iniciales, que además hacen un gran repaso a las cinco películas anteriores muy logrado.

La película comienza justo donde acaba 'Fast Five', con el equipo desperdigado

De las paradisiacas imágenes de Tenerife, lugar en el que ahora residen esta familia de fugitivos, la acción se mueve hasta parajes más fríos como Moscú, donde un más que musculado Luke Hobbs (Dwayne Johnson) se encuentra tras la pista de un nuevo grupo de chicos malos con coches que recuerdan más a un fórmula 1 que los vehículos tuneados del resto de la saga. Como no puede acabar con las actividades de estos maleantes por las vías legales se ve en la necesidad de recurrir a "la familia de Toretto", de nuevo todo el equipo que aparecía en Fast Five vuelve a reunirse, esta vez para conseguir el indulto y no tener que seguir viviendo como fugitivos y para que una aparecida entre los muertos, Letty (Michelle Rodriguez), vuelva al núcleo familiar.

Elevada a la máxima potencia

Antes de acudir a la sala de cine dispuesto a recibir una inyección de adrenalina y óxido nitroso conviene hacer un repaso a las películas anteriores para no perder detalles de las múltiples referencias a los films anteriores, incluido al niño que mira atónito cómo pasan los coches junto a él.

Sin duda se trata de una vuelta a los orígenes de la saga, donde las carreras de coches vuelven a cobrar una importancia capital mezclada con peleas de uno contra uno e incluso, de más humor, ya que Roman (Tyrese Gibson) se encarga de darle un toque de humor que se agradece para bajar los niveles de tensión tan altos con los que cuenta la cinta. Junto a este tipo de escenas, como no podía ser de otra forma, también aparecen escenas más románticas que hará las delicias de aquellas chicas que se hayan visto, sin querer, metidas a fuerza en una sala de testosterona pura.

Lo que puede resultar más cansado para el espectador son las múltiples referencias que se hace continuamente a que el grupo protagonista es una familia. Más que una película sobre coches parece un largometrage de mafiosos de principios de siglo, eso sí, con mucho más músculo y menos acento italiano.

 Una escena final dejará a los forofos de la saga impacientes por ver la séptima entrega

Aunque puede que películas de acción como esta poco importa si se realiza el visionado en versión original o doblada, en este caso, el cambio de idioma puede hacer que se pierdan juegos de palabras bien traídos y originales. Como última recomendación, conviene no salir de la sala antes de que acaben los créditos, una escena final dejará a los forofos de la saga impacientes por ver la séptima entrega.