Vestido como Bowie en su etapa de Thin White Duke, Shuarma nos ofreció el pasado martes un directo en acústico dedicado a la figura del cantante inglés. Según comentó el propio músico catalán al inicio del espectáculo, la idea de hacer un concierto con repertorio de Bowie devino de su lectura de una biografía del cantante. En este libro se sentenciaba que David Robert Jones no volvería a los escenarios, a lo que Shuarma se dijo: “si ya no va a cantar más sus canciones, pues las cantaré yo”. Entre bromas, el músico daba inicio al concierto y explica los motivos del mismo.

El repertorio del espectáculo constó de 17 canciones pertenecientes a distintas etapas de la carrera del Duque Blanco: desde Quicksand del disco Hunky Dori, pasando por las míticas Space Oddity, Heroes y Let's Dance, hasta llegar a Where are we now?, perteneciente al último disco del músico titulado The Next Day. De todos los temas, cabe destacar el revuelo que provocó China Girl, los aplausos que suscitaron Heroes y Starman, y la conexión, el momento de nirvana solemne, que despertó Space Oddity.

Pese a estar musicando a una figura como David Bowie, Shuarma no se dejó llevar por los estereotipos trillados relacionados con la figura del cantante inglés. No interpretó ninguno de los personajes que Bowie ha personificado y mitificado, como Ziggy Stardust por ejemplo, y tampoco quiso imitar al cantante durante su actuación. En lugar de adular a su referencia e inspiración musical, prefirió respetar las distancias y poner por delante de cualquier tópico a los temas y la música.

Otro aspecto digno de mención es el formato acústico del concierto. El motivo es sencillo: si ya es difícil adaptar acertadamente una canción a este formato, a esto hay que sumarle que el cantante se enfrenta a un mito, a un nombre propio en la historia musical. Sin embargo, Shuarma respetó las versiones originales e interpretó los temas aportando pinceladas de su estilo, llegando a una simbiosis acertada. Sabíamos que eran canciones de David Bowie, pero no perdimos de vista al cantante que las interpretaba: Shuarma y su estilo ante el micrófono son inconfundibles.

En definitiva, una puesta en escena sencilla, sin distracciones que quitasen importancia a la música de David Bowie, a la esencia de Shuarma y a senda visión del músico inglés. Sólo la voz del cantante, su guitarra y otra tocada por Riki Frouchtman, músico y diseñador que también colaboró con el cantante en la portada de su disco El poder de lo Frágil (2010).

Para acentuar el carácter especial de la velada, el aforo del concierto estaba limitado a 60 personas. Desde hacía varias semanas el cantante había informado, a través de sus redes sociales, de lo exclusivo del evento. Así que sólo unos pocos afortunados pudimos ser testigos, en primicia, de esta otra cara de Shuarma. Un concierto íntimo en el que el cantante nos mostró parte de la banda sonora de su vida. Entre tema y tema, el propio músico iba comentando su relación con cada uno de ellos, las sensaciones que le despertaban y por qué los había escogido.

Shuarma estaba emocionado con el proyecto y eso se notó en su entrega; sin embargo y al mismo tiempo, también se mostró un tanto inquieto: era la primera vez que interpretaba esas canciones en directo. Así nos lo hizo saber al comentarnos que “había disfrutado del concierto”, pero también se sorprendió por su comodidad al interpretar estos, nuevos pero conocidos, temas, y por “lo bien que había salido todo”. Una anécdota que corrobora su disfrute: se saltó el bis típico de todo concierto y siguió con el show hasta el final, sin prácticamente descanso.

No podemos asegurar de que este concierto vaya a repetirse, pero lo que sí podemos asegurar es que disfrutamos de él. Casi 2 horas de concierto en un día lluvioso, pero en el que el buen hacer musical no faltó.