Y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2013 es para Michael Haneke. El cineasta austriaco recibirá este galardón, dotado económicamente con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, el próximo mes de octubre. Un reconocimiento a toda una carrera detrás de las cámaras que no recogía ningún otro miembro de su gremio desde 2006, año en el que recayó en el manchego Pedro Almodóvar. "Con una filmografía en continua evolución, que destaca también por la prodigiosa virtud de Haneke en la elección de sus  intérpretes, este creador europeo es una referencia capital  de la cinematografía de nuestro tiempo", ha destacado el jurado de esta edición sobre su figura.

Este realizador de origen alemán (nació en Munich el 23 de marzo de 1942) y con nacionalidad austríaca, estudió Literatura, Psicología y Artes escénicas en la Universidad de Viena. Aunque su bautismo en el cine tuvo lugar en 1989 con El séptimo continente, Haneke no destacaría hasta tres años más tarde cuando estrenó El vídeo de Benny, un drama escrito por él mismo donde seguía la pista a un joven adicto a la televisión con instintos asesinos. Así, el cineasta comenzaría a formar su sello de identidad: historias sobre la violencia y el lado oscuro del ser humano. A ésta le seguirían 71 fragmentos de una cronología al azar (1994), El castillo (1997) o Funny Games (1997), cinta que posteriormente volvería a adaptar para el público americano en 2007, con Naomi Watts y Tim Roth como protagonistas.

Pese a que Michael Haneke ya contaba con su propio séquito de seguidores gracias a una filmografía muy personal, no fue hasta 2001 cuando captaría la atención de la crítica mundial con La pianista, retrato sobre la obsesión sadomasoquista de una profesora de piano que le valió el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, además de los de Mejor Actriz y Actor para Isabelle Huppert y Benoît Magimel, respectivamente. En 2005 volvería a repetir triunfo en el festival francés con Caché, título que le regalaría el Premio al Mejor Director. Cuatro años después, conquistaría la primera Palma de Oro del certamen que le había otorgado los mayores reconocimientos, hasta ese momento, de su carrera. Fue con Cinta Blanca, historia donde toca de nuevo la violencia con pinceladas de la Alemania Nazi. La película cosechó además, entre otros, el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa y  tres Premios Europeos: mejor película, director y guión.

Cuando parecía que ya no podía pedir más a la vida llegó la preciosa Amour, película que algunos han tachado como la menos personal de toda su carrera. En ella dibujaba la vejez y el amor en tiempos de soledad y enfermedad. Protagonizada por los grandiosos Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, el filme pasó a la historia de los Oscar tras arañar cinco nominaciones, entre ellas Mejor película y Mejor película de habla no inglesa. Aunque solo conquistó esta última estatuilla, la cinta arrasó en la pasada temporada de premios alzándose con la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año pasado,  5 Premios Europeos, 2 Premios BAFTA, el Globo de Oro, 5 Premios Cesar o el Critic's Choice Awards.

Su cine, como él mismo definió, "representa la guerra cotidiana entre los seres humanos". Y como todo conflicto nos estremece y nos hace sentir vivos al mismo tiempo. Toda una paradoja que solo él puede aunar a través de su trabajo, que este jueves ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Un premio más que merecido.