Casi medio año después de su estreno, La noche más oscura sigue dando de qué hablar. El thriller bélico de Kathryn Bigelow, nominado a 5 premios Oscar y que consiguió solo uno, mejor sonido (premio compartido con Skyfall), no abandona la polémica que le persigue desde que vio la luz. Protagonizada por Jessica Chastain, artista nominada al Oscar por su papel de la agente de la CIA responsable de dar caza a Osama Bin Laden, la historia ha sufrido todo tipo de críticas procedentes, incluso, desde dentro del seno gubernamental estadounidense. De hecho, algunos políticos llevaron hasta el Senado una investigación para esclarecer si la cineasta y su guionista y productor, Mark Boal, habían recibido información privilegiada por parte de la CIA. La acusación fue desestimada tan solo un día después de la celebración de los Oscar, el 25 de febrero. Y ahora, cuando las aguas parecían volver a su cauce, el filme sufre un nuevo revés con la publicación de un documento en el que se expone cómo la agencia de inteligencia colaboró activamente en la confección del libreto.

Lo cierto es que la cinta ha sido tachada desde sus orígenes como una mera propaganda a favor de la tortura de terroristas. Una acusación que Kathryn Bigelow pronto se apresuró a desmentir a través de un artículo de opinión publicado el pasado mes de enero en Los Angeles Times. "Quienes trabajamos en el mundo artístico sabemos que un retrato no es un apoyo", afirmó la realizadora ganadora del Oscar en 2010 por En tierra hostil, para luego precisar que "Osama bin Laden fue hallado gracias a una ingeniosa labor detectivesca. La tortura, sin embargo, como todos sabemos, se empleó en los primeros años de la persecución. Eso no significa que fuera la clave para encontrarle. Significa que es una parte de la historia que no podía ignorarse. La guerra, obviamente, no es bonita, y no estamos interesados en retratar esta acción militar como libre de consecuencias morales".

La CIA presionó para que eliminarán algunas escenas que dañaban seriamente la imagen de la agencia

Pese a sus palabras, algunas voces denunciaron una posible colaboración entre miembros de la Agencia de Inteligencia Norteamericana y el equipo de producción de la película. Una acusación que en el presente se muestra incuestionable a la vista de lo reflejado por un documentado desclasificado de la CIA al que ha tenido acceso Gawker. Según este portal, la CIA presionó al guionista y productor de La noche más oscura, Mark Boal, para eliminar algunas escenas que podían dañar seriamente la imagen de la agencia. Interferencias que obligaron a reescribir el libreto original en más de una ocasión.

Torturas "light"

Así, tal y como denuncia Gawker, Boal y la Oficina de Asuntos Públicos de la CIA mantuvieron sendas conversaciones telefónicas con el objeto de discutir la representación que tendría la CIA en la película. Pero no solo eso, incluso decidieron que escenas se eliminarían del libreto final así como la imagen que algunos de los personajes principales de la historia debían dar. Entre esas "censuras" se encuentra una muy conocida en la que la protagonista Maya presencia, al comienzo de la película, uno de los interrogatorios. En el primer texto elaborado, el personaje participaba activamente en el proceso, una situación que finalmente viró hacia la mera observación que propuso la CIA.

Un interrogatorio con perros como medio intimidante y una escena en la que un agente disparaba borracho, entre las censuradas

Asimismo, una de las prácticas más mediáticas de la agencia de inteligencia, y que en multitud de ocasiones ha atraído la atención de los medios a través de fotografías, la utilización de perros como medio intimidante en las torturas, también fue desechado del guión por sugerencia del organismo gubernamental. Tampoco se incluyó en el libreto final una escena inicial en la que uno de los agentes encargados del caso de Osama Bin Laden, borracho, disparaba al aire.

Una vez conocido la publicación de estos detalles de la producción, su guionista ha salido al paso asegurando que la última palabra en las películas siempre la toma el cineasta, aunque precisa que están orgullosos de haber satisfecho algunas de las peticiones de la CIA "para mantener el funcionamiento y confidencialidad de los participantes". Curiosamente, la benevolencia no ha sido mutua. De esta forma, mientras la propuesta del equipo de Bigelow de grabar en el vestíbulo de la sede central de la CIA en Langley (Virginia) fue rechazada, la producción de Argo, de Ben Affleck, si recibió autorización para ello.