Ayer el Festival de Málaga acogió la presentación de una de las cintas más fuertes que compiten en sección oficial: Hijo de Caín. El thriller psicológico que supone el debut en la dirección de largometrajes del realizador catalán Jesús Monllaó, profesional curtido en el mundo del cortometraje y la televisión, está encabezado por Julio Manrique, María Molins, José Coronado, David Solans y Jack Taylor. Precisamente con una de sus protagonistas, María Molins, hemos podido hablar unos minutos. Cercana y muy sencilla, la actriz ganadora del Premio Gaudí por El Bosc nos confesó detalles de su nuevo personaje y del reto que supuso para ella dar vida a una madre con un hijo problemático cuya maldad le sobrepasa física y emocionalmente.
Pregunta: ¿Cómo definiría a Coral?
Respuesta: Coral es un personaje muy enigmático. Desde el principio cuando lo leí necesité la ayuda del director porque, como no era madre en ese momento, pensaba: ¿Cómo una madre que siempre tiene un sexto sentido, cómo no ve que su hijo va haciendo esas maldades, cómo no lo intuye? Entonces empecé a entrar por Internet, hablar con gente de asociaciones que trabajaban con niños que habían tenido problemas sociales. Vi casos de mujeres que tienen hijos en prisión y la intuición que tuve un poco es que eran madres muy curtidas que se han hecho coraza para poder ser madres de estos niños. Y después, la experiencia como madre, porque ya lo soy desde hace muy poco, es que yo creo que nos convertimos en una especie de leonas, protectoras de nuestros hijos. Hay una parte muy intuitiva, muy animal con la que eres capaz de tapar cualquier cosa, no ver lo que no quieres ver. Además, Coral tiene muchas caras. También tiene una faceta de amante, de mujer que fue amada hace mucho tiempo por Julio, el personaje del psicólogo. Pero creo que realmente la familia feliz que al principio aparenta ser le hubiera encantado seguir así.
P: ¿Ahora hubiese cambiado su interpretación una vez sido madre?
R: No, porque los actores trabajamos con la intuición y con la emoción. Yo tengo que entender emocionalmente al personaje y puedo llegar a través de la intución o de la experiencia. El otro día Bayona me lo decía: "Yo trabajo con actrices que hayan pasado por la experiencia de ser madres, para mí es muy importante porque tenéis otra perspectiva de la vida y estáis agarradas a la vida de otra manera". Ahora mismo, estoy agarrada a la vida muy diferente de cómo estaba Coral. Pero te lo digo sonriendo porque la intuición no me falló, yo sabía que Coral la tenía que coger con toda la fuerza y el coraje de una madre.
P: ¿Qué ha supuesto este personaje en su carrera?
R: Es un personaje que no había aparecido en mi vida. Al principio cuando leí el guion pensé: "A ver si no voy a estar a la altura". Tienes una especie de miedo, de pánico de entrar a un mundo duro que es una madre que tiene esta realidad. Entonces como te dije intento sentir los personajes, intento vivirlos. Para ello tengo que entender primero muy bien sus circunstancias. Tenía por un lado ese pánico de entrar y de no llegar como actriz, pero luego me sentí tan bien en el rodaje, como que todo iba fluido y que iban saliendo las emociones, que tenían que salir. Después el resultado es el público, si le gusta o no.
P: ¿Y ese pánico le supuso algún tipo de reticencia a la hora de aceptar el papel?
R: Siempre, siempre tengo miedos. Cuando tengo un personaje duro siempre te aparecen los miedos. Pero yo he aprendido con el tiempo a trabajar con ellos, a gestionarlos. Pero como yo trabajo, que es sintiendo el personaje tengo que enfrentarme a mis miedos y a mis inseguridades, con lo cual también me sirve para crecerme y para hacerme más dura. Sí, sí que aparecen y luego se curan. Es un poco como una catársis esto de hacer una película para un actor.
P: ¿Cómo suele prepararse sus personajes?
R: Para mí es básico cuanta más información tenga en el guión. Busco las palabras, los verbos, cómo se expresa el personaje, qué opinan los otros personajes sobre Coral. Coral son cinco letras escritas en un papel que tienen que cobrar vida y emoción. Hablar con el director es básico, porque él ve una Coral y entonces me da pista de por dónde tengo que patinar y después cuando tengo toda esta información busco cómo llenar los cuencos de su emoción y cómo llegar a cada sitio. Para mi Internet es una herramienta fenomenal. Vi vídeos de chicos adolescentes que han estado en prisión, chicos violentos, veía las miradas de sus madres e intentaba entender cómo pueden gestionar las madres estar con estos chicos.
"Creo que va a ser un gran actor porque le acompaña el físico y la inteligencia", comenta de su compañero David Solans
P: David Solans interpreta a su hijo en la ficción ¿Qué tal fue compartir minutos de rodaje con el más novato del reparto?
R: No sé si ya lo he dicho por activa y por pasiva, pero yo creo que va a ser un gran actor porque le acompaña el físico, la inteligencia, es un chico muy listo, muy inquieto, y además estaba muy agradecido de trabajar con todo el equipo; se le veía como muy feliz porque también le gusta mucho el tema técnico. Además, tiene una cosa maravillosa que es la espontaneidad del actor que todavía no es actor y un físico y una mirada muy potente. Me lo dijo un día Monica Randall, en teatro es toda tú, pero en cine los ojos son el alma.
P: ¿Qué fue lo más duro y lo más gratificante del rodaje de Hijo de Caín?
R: Lo más duro quizá es que estaba en otro rodaje simultáneamente: que tenía que levantarme a las 5 de la mañana, maquillarme, irme a unas pruebas de vestuario en Barcelona, volver a Tarragona... Lo más gratificante, rodar en sí porque para mí hacerlo es una felicidad. Es duro porque a veces estás trabajando de 6 de la tarde a 6 de la mañana y al día siguiente de 9 de la mañana a 9 de la noche. Tienes el mundo girado. Pero es que es mi vida, mi vida es actuar.
P: ¿Es de las actrices que se lleva el personaje a casa?
R: Durante el rodaje sí. Cada vez intento ser más abierta para dejarlo, más ahora que tengo una hija. Ya iré aprendiendo.
P: La película cuenta con parte de sus diálogos en catalán y otras en español. Algo que ha generado debate en la presentación de la película donde algunos se mostraban a favor de integrar las dos lenguas y otros no. ¿Cree que el público todavía tiene prejuicios a la hora de sentarse a ver una historia contada en catalán o es más una falta de hábito de ver cine subtitulado?
R: España es un país de grandes doblares pero, está feo que lo diga porque tengo muchos amigos dobladores, estoy un poco en contra del doblaje. Creo que deberíamos ver todas las películas en versión original. Primero, porque el alma de un actor está en su mirada y en su voz, entonces si a mí me das la mirada pero me quitas la voz, y me pones la voz de otra persona aquí hay algo que no cuadra. Estamos tan acostumbrados a oír a los dobladores que ya pensamos que es lo natural. Fíjate yo soy catalana, pero no soy catalana-parlante, soy bilingue-parlante, hablo las dos lenguas y un poco de inglés. Pienso que cuanto más podamos abrirnos, más rico es todo. El catalán es una lengua bonita que forma parte del país, es una riqueza más, con lo cual que podamos ir viajando por el país con una película con esta lengua es maravilloso. Acabo de rodar una película donde he tenido que aprender un dialecto aragonés. Es una trabajazo pero lo hecho. La han querido doblar, así que haces un trabajazo para que luego te doblen.
P: Con su nuevo premio Gaudí debajo del brazo, ¿nota que impone más respeto a sus compañeros que antes?
R: Espero que no. Una cosa que he admirado de los grandes actores es que yo creo que los grandes son los más humildes. La gente que se sabe grande son humildes, son gente que colaboran, que ayudan, son generosos. Y yo aprendo de estos. Porque cuando yo veo a alguien insoportable por dentro pienso que no es un gran actor o una gran actriz; seguramente es insoportable porque tiene una inseguridad como actor. En cambio, el que está tranquilo, pacífico, que llega a los rodajes y no genera mal rollo, ese es un gran actor.