Los hechos son así. Ponferrada, León, tierra del presidente Rodríguez Zapatero (autoproclamado feminista) con alcalde del PP. El PSOE presenta una moción de censura el día de la mujer trabajadora, que gana con el voto de un concejal independiente condenado por acoso sexual. El secretario de organización del PSOE, Óscar López, defiende vehementemente en los medios de comunicación el modo con el que su partido ha conseguido el bastón de mando. Carme Chacón escribe un tweet contra su partido por lo que considera un despropósito. Apoyarse en un condenado por acoso sexual, expone, es una indignidad. Alfredo Pérez Rubalcaba, ante las maniobras de la política catalana con ganas de moverle la silla, ordena que el nuevo alcalde, Samuel Folgueral, renuncie al cargo. Óscar López vuelve a los medios a dejar claro que su único criterio es tener el mismo criterio del jefe y donde dije digo, digo Diego, humillándose no ante los ciudadanos, que se supone que son los que mandan en una democracia, sino frente a su jefe, al que pide perdón por haber defendido lo contrario como quien pide clemencia porque sabe que se juega su carrera política. Samuel Folgueral dice que no dimite, que él expuso a los que mandan en el Partido Socialista sus intenciones y que le dieron el visto bueno para poner en marcha la operación. Rubalcaba se enfada mucho y amenaza a los rebeldes con echarlos del PSOE. Folgueral y sus concejales no se mueven del sillón al que se acaban de pegar con cola extrafuerte y se van del PSOE. Fin. ¿Fin? ¿Seguro, o el fin es otro? Hace unos años, en Benidorm, gobernaba un alcalde del PP y el PSOE presenta una moción de censura que gana con el voto de un tránsfuga del Partido Popular. Como el PSOE tenía firmado un pacto antitransfuguismo con el PP, para que no le acusen de romper sus compromisos y de no tener palabra, no le queda otro remedio que expulsar del PSOE a los concejales rebeldes entre los que se encontraba, por cierto, la madre de la entonces ministra Leire Pajín. Dos años después, cuando son convocadas las elecciones municipales y se ha olvidado el asunto, los candidatos por el PSOE son los mismos que supuestamente fueron expulsados con gran aparato y mucha hipócrita rasgadura de vestimentas pública. El PSOE demuestra por la vía de los hechos que la expulsión fue una simulación. Espero que no se pregunten luego de dónde viene la falta de credibilidad de la clase política.
¿El sainete ha terminado o no ha hecho más que empezar? Veremos, porque el fin y los principios se confunden últimamente en el PSOE con una facilidad obscena. Obsceno como los manteos que vimos por la televisión por parte de sus concejales al nuevo alcalde socialista de Ponferrada, porque supongo que seguirá siendo socialista pese a que nos cuentan que ya no pertenece al PSOE, como si le hubiera tocado algo en una rifa, como si hubiera ganado una medalla de oro en unos juegos olímpicos, como si le hubiera caído del cielo, no sé, una concejalía de urbanismo, por ejemplo. Cosas así te arreglan la sonrisa y la vida.
Óscar López por su despropósito tendría que haber dimitido, pero no lo hará, pertenece a un partido que tiene como presidente de una de sus federaciones, la vasca, a un condenado por maltrato, Jesús Eguiguren, desde hace lustros y este hecho nunca ha supuesto un problema ético ni moral para el PSOE. ¿No querrán que por esta nimiedad renuncie a su trabajo y su sueldazo, con la de parados que hay? Sería una obscenidad.
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