Con la muerte de Hugo Chávez desaparece la cara más visible de la revolución social y económica que está viviendo Latinoamérica. Su figura simbolizó la encarnación de la lucha contra el imperialismo empresarial y las oligarquías que acrecentaban las desigualdades económicas entre la ciudadanía. Ese acto de rebeldía fue el inico de una desinformación contra la realidad venezolana por parte de los medios de comunicación internacionales.

Desde que hace catorce años Hugo Chávez asumiese el poder en el país sudamericano, su situación cambió a mejor; por lo menos para los más necesitados, los milles de pobres y analfabetos que vivían en el campo bajo una situación precaria.

Para acabar con el problema, Chávez ideó las Misiones Bolivarianas, una serie de programas sociales divididos en tres grupos: la educativa, para erradicar el analfabetismo y mejorar la oferta y el nivel académico, la de servicios básicos, para dotar las zonas de pobreza de ambulatorios y servicios médicos eficaces, asi como la construcción de viviendas para los más necesitados y la distribución de alimentos a precios más accesibles, y la misión miscelánea, para mejorar las condiciones sociales de etnias minoritarias y marginandas, así como promover la identidad del ciudadano común o actividades agrararias para reducir la excesiva urbanización del país. Estas medidas fueron tachadas como comunistas por parte de diversos gobiernos internacionales, como Estados Unidos.

El resultado fue su respuesta incuestionable. Venezuela tiene uno de los mejores sistemas educativos del continente sudamericano, gratuito hasta la Universidad, con esta última incluida, y con carácter obligatorio desde los 6 a los 20 años. Además, desde el 2005 es un país sin analfabetismo, según la Unesco. En cuanto a la pobreza, Chávez logró disminuirla hasta la mitad, pasando del 62,1% de 2003 al 31,9% de 2011, y la extrema pobreza cayó un 70%. Estos datos resaltan la falta de políticas sociales en España, en el que casi una cuarta parte de la población vive por debajo del umbral de pobreza, elevándose al 45% en el caso de la pobreza infantil.

Otra de las contradicciones Venezuela-Europa tiene que ver con la inversión en gasto social. Mientras que el país caribeño llegó hasta el 60% de ingresos nacionales, en España fue del 25,7% del PIB en el 2010, convirtiéndose en el país con más desigualdad social de la eurozona. Esa misma desigualdad se vio reducida en Venezuela al 18%. Mientras los españoles tuvieron que sufrir una subida del IVA y los comedores sociales llegaron a sus niveles máximos de ocupación, 14 millones de venezolanos accedieron a alimentos subsidiados por el Estado en 2010. Si en los últimos meses, el número de desahucios en España aumentó drásticamente, provocando el suicidio de sus victimas, rompiendo el derecho constitucional a una vivienda digna, en Venezuela, durante el 2011, se repartieron 146.022 viviendas entre la población más empobrecida. Y este programa socia estará "finalizado en el 2019, cuando la totalidad de la población tenga acceso a la vivienda", según declaró el ministro de Hábitat y Vivienda, Ricardo Molina, al canal Telesur.

Estas fueron medidas silenciadas en Occidente y que convirtieron a Hugo Chávez en un salvador de los más desfavorecidos en Venezuela. Otra de las medidas que más daño hizo a sus detractores fue la Ley de Tierras del 2002, que recoge la expropiación de latifundios y tierras improductivas para entregársela a quien quiera trabajarla; o lo que es lo mismo, Chávez se la quitó a los terratenientes para dársela a los campesinos.

Artífice del entendimiento latinoamericano 

Hugo Chávez tuvo dos claras pasiones: la lectura y la Historia. Sus más allegados dicen que su curiosidad comenzó de pequeño, cuando se sentaba en la escuela delante del retrato de Simón Bolívar. De hecho, fue este héroe la principal influencia para la Revolución Bolivariana, es decir, crear el socialismo del siglo XXI para acabar con las desigualdades sociales y llegar a una verdadera soberanía.

Chávez fue consciente tanto de la situación venezolana como latinoamericana. Por eso, fue uno de los principales artífices de la creación de organismos supranacionales que ayudasen a la cooperación e integraciós de los países del continente para acabar con el imperialismo empresarial en sus fronteras. El Unasur, el Mercosur o ALBA fueron tres de ellos.

La labor de Chávez en estas organizaciones fue clave para las relaciones entre Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Brasil o Argentina, que unieron sus fuerzas para nacionalizar los recursos energéticos y naturales de sus países, que estaban en manos extranjeras. Uno de esos recursos es el petróleo, abundante en Venezuela. Gracias a él, Chávez ingresó en la OPEP, manteniendo estrechas relaciones con los países árabes y visitando líderes polémicos como Gadafi, Saddam Hussein o Ahmadineyad, así como apoyar las causas palestina y saharaui.

Esta unión del chavismo con el mundo musulmán se hizo más fuerte al crear Telesur, imitando el modelo de Al-Jazeera, para acabar con el monopolio informativo de CNN y dar un nuevo punto de vista a los medios de comunicación.

Demonización occidental

La lucha apasionada de Chávez contra las injusticias latinoamericanas, así como el resto de países pobres de Asia y África, provocó la creación de la V Internacional, una forma de rebelión marxista y de unión del llamado "sur del capitalismo" para conseguir la soberanía económica, social y política de los territorios exploatdos por parte del imperialismo empresarial occidental.

Las ya mencionadas nacionalizaciones de los recursos naturales, así como su enfrentamiento con el rey don Juan Carlos en el 2007 fueron claves para que la prensa española empezase una campaña desinformativa de la realidad venezolana que continúa a día de hoy. Este enfrentamiento prensa-Chávez tuvo un antecedente en el supuesto apoyo mediático del fallido golpe de Estado de la derecha venezolana en el 2002. 

A pesar de que Hugo Chávez tuvo una imagen de dirigente totalitario, la realidad es distinta. La democracia venezolana es una de las más consolidades de Sudamérica. El apoyo a la democracia por parte de la población es del 77%. En las elecciones del pasado mes de octubre, la participación fue del 80%. En cambio, en el continente europeo los políticos son cada vez peor vistos por los ciudadanos tras los múltiples escándalos de corrupción y mentiras continuas, llevando a un bajo nivel de participación en las elecciones. Los ejemplos más claros son Portugal, Grecia, España o las recientes elecciones italianas.