En estos momentos, Venezuela está viviendo uno de los momentos más tristes e importantes de su historia. El fallecimiento de Hugo Chávez es un duro golpe para el chavismo y la Revolución Bolivariana, que pierde a su padre, al alma mater que la proyectó en mente y la desenvolvió en la práctica, provocando su auge en otras repúblicas de Sudamérica, como Bolivia.

Esa es la gran preocupación que el pueblo venezolano tiene en mente. ¿Qué pasará con Venezuela? Segun la ley y la Constitución del país, el Parlamento tiene un plazo de treinta días para convocar nuevas elecciones presidenciales. Hasta ese momento, será el vicepresidente Nicolás Maduro el que posea la jefatura provisional del Estado. 

Aunque el ejércico sigue presente en las calles, con un dispositivo especial para evitar altercados, la paz y la tranquilidad social hacen prever que el proceso se lleve a cabo sin problemas. Además, el principal líder de la oposición, Henrique Capriles, favoreció el pacificismo con sus declaraciones, llamando por la unidad e instando a que se cumpla la Constitución para garantizar el futuro del país.

Los resultados de las nuevas elecciones hacen prever una victoria de Nicolás Maduro. Si en el pasado mes de febrero, una encuesta de la empresa privada Hinterlaces afirmó que Maduro ganaría unas posibles elecciones anticipadas con un 50% de los votos, frene a un 36% que se llevaría Capriles, la repentina muerte de Chávez y el fervor que las clases más humildes de la sociedad tenían por el presidente, podrían cambiar estas cifras a favor del actual vicepresidente venezolano. Por lo tanto, todo parece indicar que la Revolución Bolivariana seguirá su curso.

En cuanto a política internacional y la relación con los demás países latinoamericanos, las elecciones también serán la clave. De continuar Maduro en el poder, el vínculo con territorios iberoamericanos como Brasil, Uruguay, Argentina o Bolivia seguiría siendo fuerte. La lucha de estos países por conseguir la soberanía energética y empresarial de sus fronteras seguiría su camino. Eso, uno a una política de colaboración con los países productores de petróleo, especialmente Irán, provocaría un malestar con países europeos como España o Reino Unido, y seguiría habiendo una gran tensión con los Estados Unidos. 

A medio y largo plazo, esto podría desencadenar un serio problema, sobre todo en el ámbito económico,  Venezuela tiene una gran dependencia con el petróleo, una industria que está en sus horas más bajas. Esto, unido a la devaluación del bolívar y la crisis económica que está asumiendo al país podría dañar la calidad de vida de sus ciudadanos, con una de las rentas más altas de toda América Latina, así como el mayor sueldo base del continente. Los flujos comerciales estarían solamente vinculados con los países del Mercosur, así como otros emergentes como China, o consolidados como Canadá.

Pero el mayor problema al que se tendrá que enfrentar Maduro está dentro de su partido. El chavismo está dividido en muchas facciones. Chávez pudo unificarlas a todas, sobre todo al ejército. Maduro tendrá que evitar posibles enfrentamientos internos entre las facciones civiles, militares y paramilitares. Ahora mismo, los ánimos son de unión ante la muerte del comandante, además de querer preservar el legado de la Revolución Bolivariana. Pero con el paso del tiempo, las luchas internas por el poder podrían eclipsar el propósito incial y traer graves consecuencias para la izquierda venezolana, que tendría que enfrentarse a una oposición unida.